Estoy sumamente preocupado. ¿Qué pasa con las gallinas mexicanas? ¿Acaso están enfermas o cansadas? ¿No se les alimenta bien? ¿Atraviesan por un episodio depresivo, o sufren de agotamiento o estrés? No sé, pero lo cierto es que noto una alarmante falta de huevos en el país. — Armando Fuentes , Catón (Reforma, 5 de junio, 2015)

En una tarde de conversaciones sabrosas y aprendizajes, don Roberto Guajardo Suárez, expresidente de Coparmex , me confió: “los señores del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios son los que mandan”.

A lo largo de los siguientes años fui encontrando nuevos indicios del poder del “club más exclusivo” de México que se mantenía semi oculto a los ojos del ciudadano común, pero ejercía un poder que iba más allá de la esfera económica al grado de llegar a constituir un factor de peso en la sucesión presidencial.

Fueron los señores del CMHN —hoy Consejo Mexicano de Negocios— quienes en 1976 crearon el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), un aparato que integraría además del propio CMN, a Concamin, Concanaco, la Asociación de Banqueros de México , la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, el Consejo Nacional Agropecuario y Coparmex. Transcurridos más de 45 años, el CMN nunca ha dejado de mangonearlo.

El problema mayúsculo del CCE, son los cuantiosos intereses de sus “dueños”, vinculados estrechamente al poder público, basta un ejemplo: con todo su poder, el Grupo Televisa valdría muy poco sin las concesiones que dependen del gobierno federal. Y lo mismo ocurre con la mayoría de los grandes grupos económicos.

Por eso, aquellos empresarios que en el año 2006 financiaron la campaña negra contra el candidato López Obrador (“es un peligro para México”), hoy que es presidente, apoyan sus políticas, por más absurdas que sean o guardan silencio ante las flagrantes violaciones al Estado de derecho y la incertidumbre respecto del rumbo del país.

La designación hace cuatro años del exdirector de Femsa, Carlos Salazar Lomelín , como presidente del CCE, respondió a un diagnóstico equivocado: los dueños del dinero pensaron que para recomponer su relación con López Obrador les ayudaría tener a un interlocutor cuyo discurso empataba con el de López Obrador : el compromiso con los pobres. Pero nada ha evitado el maltrato.

Transcurrido el primer tramo de este gobierno, nada ha alterado el comportamiento sumiso de la mayoría de los dirigentes de las cúpulas empresariales, con excepción de Canacintra y Coparmex; ni siquiera la cancelación del nuevo aeropuerto de Texcoco y el abandono a las micro, pequeñas y medianas empresas, dejadas a su suerte ante los efectos brutales de la pandemia.

Y hoy, ante el relevo en la presidencia del CCE, una sustitución que reclama un dirigente que hable con firmeza y que con valor civil defienda los intereses legítimos del sector productivo, se anota un personaje trepador y sumiso, Francisco Cervantes Díaz .

Los verdaderos electores están frente a la posibilidad de evitar que el CCE sea cooptado por la 4T y elegir a un empresario exitoso, firme, con experiencia en temas internacionales y capacidad de interlocución. ¿O, de plano, algo malo les pasa a las gallinas?

Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario.
@alfonsozarate

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