La nación mexicana se encuentra repartida a ambos lados del Río Bravo. Si bien en el territorio nacional habitamos casi 130 millones de almas, en el vecino país del Norte, de acuerdo con la Current Population Survey, se estima que 38.5 millones de personas residentes son de origen mexicano. Es decir, una tercera parte de la población de la República Mexicana.

Esta condición sui géneris ha traído consigo grandes ventajas para nuestro país, como es el caso de las remesas, que tan sólo el año pasado superaron por mucho los flujos de Inversión Extranjera Directa, así como las mismísimas exportaciones petroleras, al ubicarse en 36 mil 48 millones de dólares.

Dichos recursos representan un pilar fundamental para el gasto cotidiano de las familias mexicanas, pues permiten, entre otras cosas, que los niños asistan regularmente a la escuela y se superen.

Se trata de un gran logro, no del gobierno ni de los partidos, sino de los connacionales que a pesar del endurecimiento de las políticas de control migratorio y de acoso por parte de las autoridades estadounidenses, no han dejado de ser solidarios con los suyos y ante las difíciles circunstancias por las que atraviesa nuestro país, han decidido aumentar los recursos destinados a sus familias.

Sin embargo, los gobernantes mexicanos no han estado a la altura del compromiso y visión de nuestros connacionales en Estados Unidos.

Ello porque durante una visita que realicé a las ciudades de Los Ángeles, Chicago y Nueva York pude cerciorarme del esfuerzo, empeño y dedicación con que nuestros paisanos buscan salir adelante cada día y no dejarse vencer por las adversidades, pero el gobierno mexicano ha reducido drásticamente los recursos para la red consular y el apoyo que brindaba a organizaciones de la sociedad civil que realizan una labor altruista en beneficio de miles de mexicanos.

Siendo mujeres y hombres de bien, habitan en ciudades santuario que han levantado la voz en contra de las políticas xenofóbicas e inhumanas del presidente de los Estados Unidos, no obstante, requieren asesoría, protección y acompañamiento del gobierno mexicano.

Y si bien nuestro equipo consular es sensible y profesional, las limitaciones económicas no les permiten realizar plenamente su trabajo. Ello porque se ha tenido que prescindir de capital humano y de convenios que se tenían con diversas instituciones de ayuda, llegando al extremo de contar con recursos para permitir la repatriación de cuerpos de connacionales.

Si existe en estos momentos un área que no puede ni debe carecer de recursos, es el cuerpo diplomático y consular de México en los Estados Unidos, pues su labor puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte de un connacional, así como su propia libertad.

Se trata de una política de Estado que no puede estar sujeta a los vaivenes políticos, sino ser una constante en beneficio de quienes gracias a su trabajo y valentía, millones de familias mexicanas tienen una fuente de ingresos.

La migración mexicana no busca conquistar, colonizar o expandir el comercio, sino satisfacer necesidades laborales en una economía globalizada.



Presidente del CEN del PRI

Google News

TEMAS RELACIONADOS