Carestía es la palabra que describe la difícil situación que enfrentan millones de familias en estos momentos.

Al peligro que representa una pandemia que desbordó al gobierno en diversos momentos y que hoy muestra números crecientes de contagio de nueva cuenta; la crisis de inseguridad que cada día se diversifica y se ensaña con los más pobres; la gran cantidad de inversiones que han salido del país, generando desempleo y falta de oportunidades; desabasto de medicamentos de todo tipo y en todo lugar, y deterioro en la prestación de servicios públicos básicos ante la mal entendida austeridad, hoy se suma un nuevo problema para las familias de este país: aumento desmedido en el precio de alimentos y productos de primera necesidad.

Y es que la inflación es como la salud: no sabemos lo importante que es hasta que está fuera de control.

Ante estos problemas el gobierno de Morena no tiene ningún plan emergente de acción. No tiene ninguna voluntad por aminorar los efectos ni prevenir más problemas.

Por mucho tiempo el actual partido en el poder engañó a los mexicanos diciendo que la inflación era un asunto de ricos y de neoliberales, sin embargo, hoy queda demostrado que no es así.

Se trata de una auténtica cascada de incrementos exponenciales en precios de productos que forman parte de la dieta cotidiana de los mexicanos, lo cual es alarmante, pues estamos hablando de aceite comestible (+60%), sopa de pasta (+62.27%), arroz (+77.17%), frijol (+74.11%) y pollo (+66.67%), entre muchos otros, dejando a los mexicanos sin opciones de sustitución para alimentarse.

A ello se suman los incrementos en electricidad, gasolina y gas doméstico, así como la entrada en vigor el 1 de enero próximo de aumentos contemplados en la Ley de Ingresos para 2022.

Nos queda claro que las causas inflacionarias son en gran medida internacionales, pero es evidente que la falta de apoyos gubernamentales al campo y aparato productivo, así como incertidumbre generada por políticas públicas nacionales, dejaron sin margen de acción a los productores y empresarios.

A 35 meses de que Morena deje Palacio Nacional y éste sea devuelto al patrimonio histórico de México, la sociedad exige respuestas y acciones en su beneficio, no más palabrería ni derroche de los recursos públicos en obras faraónicas.

*Presidente Nacional del PRI.

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