Hace dos días, el Inegi dio a conocer las cifras preliminares de homicidio correspondientes a 2019. No hay mayores sorpresas, pero sí hay algunos datos interesantes que ameritan comentario:

1. El total preliminar de 2019 es de 36,476 homicidios intencionales. La cifra es ligeramente inferior a la de 2018 (36,685), pero muy probablemente se ajuste un poco al alza cuando se conozcan los datos definitivos a finales de octubre. De hecho, en el anexo estadístico del segundo informe de gobierno del Presidente López Obrador, ya se incluía un dato ligeramente mayor (37,318). Es muy probable que ese sea el dato definitivo.

2. La tasa por 100 mil habitantes se ubicó en 29, un nivel similar al de 2018. Esa es la buena noticia: la escalada de violencia que experimentó el país entre 2015 y 2018 se frenó. La mala noticia es que la violencia letal se ha estacionado en una meseta muy alta. La tasa de homicidio de México se ubica por encima de la registrada en Colombia o Brasil (24 por 100 mil habitantes) y no está muy lejos de niveles centroamericanos.

3. La violencia homicida es un fenómeno nacional, pero no afecta a todas las regiones del país por igual. Un habitante de Colima, por ejemplo, tiene una probabilidad de morir asesinado 52 veces mayor que la que enfrenta un yucateco.

Incluso entre estados vecinos, la diferencia puede ser mayúscula: en Guanajuato, la tasa de homicidio fue seis veces mayor a la de Querétaro.

4. En algunas entidades federativas, se registró una mejoría notable. En Baja California Sur, la tasa de homicidio se redujo a la mitad y se encuentra ya 87% abajo del nivel de 2017. En Guerrero, los homicidios disminuyeron por segundo año consecutivo. Las buenas noticias alcanzaron también a Tamaulipas: la tasa de homicidio disminuyó 40% en 2019, con lo cual pasó a ser un estado de media tabla (el lugar 15, para ser preciso) en ese indicador.

5. En otros estados, las noticias no son tan buenas. En Sonora, la tasa de homicidio aumentó 45% en 2019. Guanajuato registró su sexto año consecutivo de incremento en la tasa de homicidio y se consolidó como el estado con el mayor número absoluto de asesinatos (3,974). Michoacán acumuló cuatro años seguidos de incremento en la tasa de homicidio y su número de víctimas es 166% mayor al que registró en 2013, el año previo a la última gran intervención federal.

6. El homicidio sigue siendo un fenómeno mayoritariamente masculino. Nueve de cada 10 víctimas de homicidio en 2019 fueron hombres. Sin embargo, los homicidios de mujeres fueron cualitativamente distintos. Entre los hombres, 71% de los homicidios se cometieron con armas de fuego. Entre las mujeres, el porcentaje comparable fue 55%. Uno de cada ocho homicidios de mujeres fue producto de una agresión con objetos cortantes. Uno de cada siete se cometió mediante ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación. Eso habla de violencia de género y feminicidio.

7. El homicidio se ceba ferozmente sobre los jóvenes. Casi dos terceras partes de las víctimas en 2019 tenían menos de 40 años. Cuatro de cada diez no habían llegado a los 30. Y esos jóvenes tienden a ser pobres y con bajos niveles de instrucción formal: 67% de las víctimas no pasaron de la secundaria. Solo 7% habían llegado a la educación superior.

En resumen, nuestra vergüenza nacional persiste. La violencia homicida ya no creció, pero no disminuyó.

Nos hemos vuelto el país de los 100 asesinatos diarios, sin que eso genere mayor escándalo. Y eso probablemente garantiza que esto va a persistir en el futuro previsible.

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