Nunca veo y rara vez leo los informes de gobierno. En esta administración o en las anteriores, son monumentos a la autocomplacencia, muy difíciles de tragar para los que no son fieles adeptos del presidente en turno.

Sin embargo, los anexos estadísticos que los acompañan son francamente útiles y contienen información que sería de difícil acceso en otras circunstancias. Por eso, los reviso cada año para encontrar datos interesante Les comparto algunos:

1. En términos administrativos formales, la Guardia Nacional es mucho más pequeña de lo que presume el gobierno. En el informe, el presidente López Obrador afirmó que el nuevo cuerpo tiene ya 100,000 elementos. Pero, de acuerdo al anexo estadístico del Informe (p. 69, Anexo), cuenta con 37,664 plazas, exactamente el mismo número que hace un año. Sumando plazas que (misteriosamente) aún se asignan a la Policía Federal (un órgano administrativo que ya no existe), se alcanza un total de 40,218 ¿Como se llega de ese número a la cifra que dio el presidente? Añadiendo a soldados y marinos, comisionados en la GN, que el propio gobierno reconoce que no son parte de la nueva corporación.

2. El punitivismo de la actual administración federal ya está cobrando factura. Por primera vez desde 2016, hay sobrepoblación en el sistema penitenciario a nivel nacional. A junio de 2021, había 220,393 personas privadas de la libertad. En el agregado, los penales del país cuentan con 217,064 espacios (p.64). Esto es resultado del aumento de internos procesados (no sentenciados) del fuero común: desde 2018, el número de personas en esa condición ha crecido 34%, pasando de 60,653 a 81,597. Ese dato no puede achacarse a ningún gobierno previo: es consecuencia directa de la decisión de triplicar (en esta administración) el número de delitos que detonan prisión preventiva oficiosa. El resultado ha sido retacar las prisiones de personas sin sentencia y generar un problema de hacinamiento.

3. En 2020, la erradicación de amapola fue ligeramente mayor a la registrada en 2019, pero se mantuvo en niveles históricamente bajos, a la mitad de lo registrado en 2018 (p. 74, Anexo). Asimismo, el volumen decomisado de goma de opio fue el menor en lo que va del siglo. El volumen incautado de heroína se ubicó en su punto más bajo desde 2012. Probablemente, esto no es resultado de un cambio en la política pública, sino un reflejo de la sustitución de la heroína por fentanilo en el mercado estadounidense (como lo han descrito, entre otros, los investigadores de Noria Research).

4. Si la heroína va en caída, la cocaína va en ascenso. En 2020, se incautó más cocaína en México que en cualquier año desde 2009 (p. 74, anexo). En total, fueron decomisadas 21.2 toneladas, un número que recuerda a las cifras de la primera década del siglo y que significa un notable cambio de tendencia: con respecto al año previo, hay un crecimiento de 110%. Ese hecho podría ser reflejo de una mayor producción de cocaína en Colombia y un incremento en el trasiego por territorio mexicano. Las cifras preliminares de 2021 apuntan a un total anual similar al del año pasado. Es decir, esto parece ser una tendencia firme y no un dato pasajero.

En resumen, hay mucha carne en el anexo estadístico. Mucha más que en el informe, ciertamente. Y permite diagnósticos cercanos a la realidad.

Vale la pena echarle un ojo: https://bit.ly/3mYM1wI

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