El miércoles por la noche, el Servicio de Administración Tributaria anunció que personal de Aduanas, en colaboración con el Ejército, había decomisado un embarque de vacunas Sputnik V en Campeche, al interior de una aeronave privada que se aprestaba a viajar a Honduras. En el operativo, fueron detenidas varias personas de nacionalidad hondureña.

Horas después, el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), la institución encargada de la comercialización internacional de la vacuna Sputnik V, aseguró, a partir de un análisis de las fotografías incluidas en el boletín informativo del SAT, que las vacunas decomisadas eran falsas y agradeció a las autoridades mexicanas por la incautación.

Hasta la fecha, ninguna dependencia mexicana ha confirmado o desmentido la versión del RDIF sobre la falsedad de las vacunas decomisadas. Seguimos estando, por tanto, ante dos posibles escenarios:

1. Las vacunas decomisadas proceden de los inventarios oficiales y algún grupo se organizó para robarlas y exportarlas ilegalmente.

2. Las vacunas incautadas son falsas y han aparecido en el país grupos dedicados a la producción y comercialización de vacunas piratas.

En cualquiera de los dos casos, estaríamos ante la primera señal del surgimiento de un mercado de la desesperación tanto en México como en muchos países vecinos. Como se anticipó en esta columna hace dos meses, el arribo de más vacunas al país (y a la región en su conjunto), combinado con un proceso de vacunación muy lento, está creando condiciones para un tráfico ilícito de vacunas.

Ese tráfico probablemente funcione en varias direcciones simultáneamente y se alimente de las cuatro fuentes señaladas en esta columna hace unas semanas:

1. Robo: los medicamentos son continuamente blanco de ladrones y las vacunas contra COVID-19 serían un blanco altamente deseable para bandas criminales.

2. Corrupción: el desvío de medicamentos e insumos médicos es una práctica frecuente en instituciones públicas de salud. Si eso pasa con insumos comunes y corrientes, es previsible que también empiece a suceder con la vacuna contra el Covid.

3. Contrabando: en la medida en que se amplíe la diferencia de disponibilidad de vacunas entre Estados Unidos y México, la probabilidad de que surja un tráfico ilícito de vacunas va a crecer y más cuando las vacunas entren a un canal comercial normal en el país vecino hacia mediados de año. Esto puede ser comercio hormiga en comunidades fronterizas o tráfico a relativa gran escala.

4. Falsificación. Este es el escenario que se presentó en Campeche, según las autoridades rusas: defraudadores que venden como vacunas contra el COVID algo distinto (agua, solución salina, etc.). En la medida en que pase el tiempo, esta forma de fraude se va a volver más creíble y más frecuente.

Este mercado ilícito puede acabar siendo de muy buen tamaño, de miles de millones de pesos, en poco tiempo. Para contener ese fenómeno, son necesarias varias medidas, desde el fortalecimiento de la vigilancia en almacenes y traslados hasta el uso de herramientas tecnológicas para el rastreo de lotes.

Pero ninguna medida de control va a servir si la comunidad internacional y los gobiernos nacionales de la región no se ponen las pilas y empiezan un proceso de vacunación verdaderamente masivo.

De otra forma, un mercado de la desesperación, controlado por criminales, nos va a acabar desbordando.

alejandrohope@outlook.com
Twitter: @ahope71

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