El pasado jueves, el presidente Andrés Manuel López Obrador reactivó su ya larga controversia con el periodista Jorge Ramos sobre el tema de los homicidios:

“Aquí vino ¿cómo se llama?, Jorge Ramos, a decir que era mi gobierno el que tenía el récord de más homicidios . Falso, afortunadamente. Como que ya es tiempo de hablar y de aclarar paradas. Así estaba, así iba, esta era la tendencia.”

Esta es una controversia en el que todas las partes tienen algo de razón.

Es un hecho incontrovertible que el sexenio de Andrés Manuel López Obrador va a acumular más homicidios en términos absolutos que cualquier otro. Entre 2019 y 2020, se sumaron 72,264 homicidios, según datos del Inegi . En 2021, probablemente se acumulen 36 mil. Para la primera mitad del sexenio, el acumulado va a ser similar al número total de homicidios en todo el gobierno de Felipe Calderón (121 mil) y no muy por debajo del total de la administración Peña Nieto (155 mil). Al ritmo actual, la violencia letal va a cobrar aproximadamente 216,000 víctimas en la actual administración.

¿Eso convierte al actual sexenio en el más violento de la historia mexicana moderna? No, porque la población también va creciendo. En promedio, la tasa de homicidio de los dos primeros años de esta administración fue 29 por 100 mil habitantes. Ese número es alto, pero no es el más alto de la historia. Esa cifra es inferior a la registrada en cualquier año entre 1931 y 1961. En todos los sexenios entre el de Lázaro Cárdenas y el de Adolfo López Mateos , la tasa de homicidio fue superior a la actual.

Eso tampoco es mucho consuelo. En promedio, la tasa de homicidio de este sexenio va a ser mayor a la de cualquier sexenio desde el de Gustavo Díaz Ordaz . Se incluyen en esa cuenta los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, marcados ambos por elevadísimos niveles de violencia letal.

Ahora, es cierto que, en lo que va de este sexenio, no hay una tendencia ascendente en el número de homicidios. En esa métrica, el contraste con los dos gobiernos anteriores es muy marcado, particularmente con el de Felipe Calderón, durante el cual la tasa de homicidio casi se triplicó.

La mala noticia es que la estabilización se ha dado en niveles extraordinariamente altos. De nuevo, la tasa de homicidio de los últimos tres años es equivalente a la registrada a finales de los años 50 y principios de los años 60. Tampoco es algo para presumir.

Entonces, ¿quién tiene razón: el presidente o Jorge Ramos? ¿Estamos en el sexenio más violento de la historia? Sí en términos absolutos, no en términos relativos. Pero esa discusión es francamente estéril. Este puede no ser el sexenio más violento, pero sí es un sexenio muy violento. Por más que se relativice, por más que se contextualice, acumular 216 mil víctimas de violencia letal en un periodo de seis años es una tragedia monumental.

Y es una tragedia aún mayor que pasen las décadas y cambien los gobiernos, y no podamos reducir de manera sistemática y sostenida la violencia homicida en este país.

Eso es mucho más importante que cualquier ranking.

alejandrohope@outlook.com