Desde la primera semana del sexenio, el gobierno ha publicado sin falta de lunes a viernes (y más recientemente los sábados) un informe diario de seguridad, detallando los homicidios, los robos de vehículos y el robo de combustible ocurrido en las 24 horas previas. Esos mismos datos se le presentan al presidente López Obrador en su reunión diaria con su gabinete de seguridad.

Nunca he sido muy partidario de esos reportes, por varias razones:

1. En materia de violencia letal, esa serie de datos, levantada con reportes de dependencias federales y fiscalías estatales, es notoriamente imprecisa. Deja fuera del conteo entre 15 y 22% de los homicidios dolosos que reporta mensualmente el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Además, la proporción de captura de la información no es constante: hay meses que registran un porcentaje mayor del total que otros.

2. Por otra parte, los homicidios en la base de datos solo se registran cuando se abre una carpeta de investigación. Entonces lo que se observa en el reporte de un día pudo haber ocurrido en algún día previo. No hay además ninguna corrección posterior por fecha de ocurrencia: lo que se ve siempre es la fecha de registro.

3. Esta base de datos es una fuente de confusión, no de transparencia. Medios y periodistas reportan las cifras diarias de este informe como si fueran el total de homicidios cometidos en esa fecha y no un subtotal de incidentes que no cubre todo el universo de agresiones letales (ni necesariamente sucedieron en la fecha reportada). Por si fuera poco, estas cifras son sumadas sin pudor ni contexto a las cifras que proveen el SESNSP y el INEGI.

Me parece entonces que sería buena idea eliminar esta serie de datos. No proporciona más información que la que ya se obtiene en los reportes mensuales del SESNSP y anuales del Inegi. Por si fuera poco, distorsiona la conversación nacional sobre la violencia: medios y especialistas se ponen a especular sobre la causa de cambios de tendencia que bien pueden ser aleatorios.

Y ayer se cumplió mi deseo, al menos por un día. La página en la que se presenta el informe (http://www.informeseguridad.cns.gob.mx/) no funcionó a lo largo de la mañana y tarde de ayer. Según la explicación dada por el SESNSP en su cuenta de Twitter, hubo “una falla con el servidor, sin afectaciones a la base de datos e información”. No se dieron más detalles sobre la naturaleza de la falla y, al momento de escribir estas líneas, no se había restablecido el servicio.

El hecho es que, por primera vez en casi cuatro años, no tuvimos un conteo diario de homicidios ni una distribución por estados.

Y creo que no nos perdimos de gran cosa. El informe faltante no nos hubiera dicho mucho más de lo que ya sabemos. Todos los datos que se hubieran reportado hoy van a acabar reflejados en las cifras del SESNSP y eventualmente en las del Inegi. No hay tampoco un ocultamiento posible. Creo entonces que habría que aquilatar este experimento involuntario y pensar si vale la pena seguir generando un producto de bajo valor agregado.

Igualmente importante es lo que esto revela sobre la capacidad tecnológica del gobierno. A cuatro años de iniciado el sexenio, este reporte sigue alojado en una página que tiene como sufijo cns.gob.mx. Las siglas CNS se refieren a Comisión Nacional de Seguridad, una unidad administrativa que dejó de existir desde diciembre de 2018. Nunca han hecho la migración a una página del SESNSP o de la SSPC.

Además, se tardaron al menos un día en resolver el problema de un servidor que aloja a una página sencillísima, usada solo para colgar PDFs.

Y luego nos sorprende que el gobierno sea víctima de hackeo.

alejandrohope@outlook.com
 Twitter: @ahope71

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