Ya suponíamos que 2020 había sido un año inusual, con caídas notables en la frecuencia de muchos delitos.

Ahora podemos confirmarlo. Hace dos días, el INEGI dio a conocer los resultados de la edición 2021 de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública (ENVIPE). Estos son algunos de los principales hallazgos:

1. De acuerdo con la encuesta, 21.2 millones de personas mayores de 18 años habrían sido víctimas de al menos un delito en el país durante 2020. Esto representa una tasa de prevalencia delictiva de 23 520 víctimas por cada cien mil habitantes, un número significativamente menor al de 2019. El número de delitos disminuyó igualmente de 30.3 a 27.6 millones. Esas parecen buenas noticias

2. De cualquier manera, eso implica que 28.4% de los hogares mexicanos tiene al menos un integrante que fue víctima de al menos un delito en 2020. Y eso en un entorno de pandemia, con restricciones a la movilidad y una actividad económica notablemente disminuida.

3. Los efectos de la pandemia son visibles en la distribución por tipo de delito. El robo o asalto en calle o transporte público disminuyó 24% en comparación con el año previo. En cambio, el número de fraudes aumentó 16% en el mismo periodo. Dicho de otro modo, con una buena parte de la población confinada en sus hogares, el engaño y la trampa sustituyeron al robo abierto.

4. La llamada cifra negra (el porcentaje de delitos no denunciados) aumentó ligeramente con respecto a la edición previa de la ENVIPE, al pasar de 92.4 a 93.3%. Ese porcentaje general esconde diferencias importantes entre delitos: en el caso del secuestro, por ejemplo, la cifra negra fue de 98.6%, mientras que en lo referente al robo total de vehículo, el porcentaje de delitos no denunciados fue de 37.9%.

5. La encuesta muestra una mejoría significativa en la percepción de inseguridad. El porcentaje de mexicanos mayores de 18 años que afirmaron sentirse inseguros en su municipio pasó de 70.3% en 2020 a 65.5% en 2021 (las cifras de percepción corresponden al año del levantamiento de la encuesta, mientras que las cifras de victimización reflejan lo sucedido en el año previo). Ese resultado está también vinculado a los efectos de la pandemia. La percepción de inseguridad tiende a ser un indicador rezagado: la gente se sentía más segura a inicios de 2021, porque la incidencia delictiva había disminuido en 2020.

6. La confianza en las autoridades y la percepción sobre su desempeño no cambia mayormente con respecto a años previos. La Marina y el Ejército siguen siendo las instituciones mejor evaluadas del país. La Guardia Nacional hace su segunda aparición en la ENVIPE, con niveles de aprobación similares a los de las Fuerzas Armadas. Por otra parte, hay un incremento significativo (y alentador) en la confianza en las policías municipales

7. Los costos del delito para las familias mexicanas disminuyeron en términos absolutos (de 291 a 278 mil millones de pesos), pero aumentaron como porcentaje del PIB (de 1.53 a 1.85%). Las medidas defensivas explican la tercera parte de esa suma. Uno de cada cuatro hogares en México cambió o colocó cerraduras o candados. Uno cada de cinco cambió puertas o ventanas, uno de cada ocho colocó rejas o bardas y uno de cada veinte adquirió un perro guardián. En promedio, una familia mexicana gastó 2,524 pesos para defenderse del delito. En resumen, la pandemia contuvo parcialmente al delito en 2020, pero seguimos viviendo en un océano de ilegalidad.

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