La pandemia trajo muchos cambios en nuestra vida económica y social. Uno muy importante fue la disminución notable del delito físico. Según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública (ENVIPE), los robos en la calle o el transporte público disminuyeron casi 5% en 2021 con respecto al año previo.

Buena noticia, sin duda, pero viene de la mano de una estadística menos alentadora. Por segundo año consecutivo, aumentó 3% el número de fraudes, incluyendo las diversas formas de fraude virtual.

El delito parece estarse mudando gradualmente al mundo virtual.

Esa tendencia no es privativa de México. El planeta entero está experimentando esa transición hacia formas de delitos cometidos en línea:

1. Según un informe de NortonLifeLock, una empresa de ciberseguridad, se registraron en 2020 1.4 millones de ciberataques en todo el mundo, un aumento del 600% en comparación con 2019.

2. El Estudio de Amenazas de Seguridad Informática de la empresa Cisco encontró que en 2019 se registraron más de 120 millones de correos electrónicos maliciosos en todo el mundo, un aumento del 36% en comparación con el año anterior.

3. Según el Informe de Ciberamenazas de SonicWall, se registraron en 2022 más de 493 millones de intentos de ataques de ransomware en todo el mundo. Asimismo, en el mismo año, se documentaron 5,500 millones de ataques con malware a nivel global.

Esto significa que los intentos de intrusión y fraude por vía cibernética van al alza en todo el mundo. En pocos años, pueden convertirse en la principal actividad delictiva del planeta.

Varios factores alimentan este fenómeno:

1. El avance de la tecnología y la proliferación de dispositivos digitales han llevado a una mayor cantidad de actividades en línea, aumentando las oportunidades para que los delincuentes cometan delitos en el mundo virtual.

2. En el mundo virtual, es fácil para ocultar la identidad y mantener el anonimato, lo que permite cometer delitos con un bajo riesgo de detección. Los delincuentes pueden esconderse detrás de redes virtuales privadas (VPN) o utilizar técnicas de encriptación para dificultar el rastreo de sus actividades.

3. Los delitos en línea, como el robo de datos, pueden generar altos ingresos sin requerir grandes recursos o producir grandes riesgos. Para qué incurrir en el riesgo de secuestrar a una persona si se pueden secuestrar sus datos por una fracción del costo.

4. El mundo virtual no tiene fronteras físicas, lo que significa que los delincuentes pueden cometer delitos en línea desde cualquier parte del mundo. Es un tipo de delito que no está limitado por la geografía.

5. En el mundo virtual es sencilla la diversificación criminal. Una sola persona puede cometer una amplia gama de delitos, incluyendo el robo de identidad, el ciberacoso, el fraude y la piratería de propiedad intelectual.

6. En múltiples áreas, el mundo virtual carece de regulaciones o leyes efectivas para combatir los delitos en línea, lo que permite a los delincuentes operar con un amplio grado de impunidad.

7. Los cambios producidos por la pandemia en los patrones de trabajo, comercio y ocio han llevado a un incremento de las oportunidades para que los delincuentes cometan delitos en el mundo virtual. Más gente en línea durante más tiempo lleva a más blancos potenciales.

En resumen, la creciente prevalencia y accesibilidad del ciberespacio, junto con el anonimato y la falta de regulación, sugieren que es probable que una buena parte de los delitos se muden del mundo físico al mundo virtual.

Temo que en un país como México no estamos listos para esa conversación.

alejandrohope@outlook.com 
Twitter: @ahope71 

Google News

TEMAS RELACIONADOS