En la discusión política argentina, en lo doméstico, aunque con repercusiones internacionales (su crítica feroz al Papa, su oposición radical a G. Petro, presidente de Colombia, y la subordinación completa a las políticas de alta intensidad y destrucción total del Estado de Israel hacia el pueblo palestino, como ejemplos que desbordan las fronteras del país conosureño), los ex amigos y socios de aventura política e intelectual por un tiempo del ahora presidente Milei (Diego Giacomini y Carlos Maslatón), señalan recurrentemente que Milei se apartó de cualquier principio libertario, lo que incluye, sin consideraciones éticas, la imposición del fin justificando los medios (violencia extrema, con gas pimienta mejorado y más lesivo, balas de goma a mansalva, la caballería motorizada trazando un cerco de control frente a población que se manifiesta hasta ahora pacíficamente, como pedagogía de terror que ensaya desde hace mucho tiempo la ministra de Seguridad P. Bullrich), a pesar de las recomendaciones cuidadosas y claras de los representantes de las Naciones Unidas. Estos representantes subrayaban (como fue planteado anteriormente, no es vano repetirlo), de que el protocolo anti-marchas de Bullrich es violatorio del “derecho a la reunión pacífica, junto con otros derechos conexos [pues] constituye el fundamento mínimo de un sistema de gobierno participativo basado en la democracia, los derechos humanos, el respeto de la ley y el pluralismo”. Ayer fueron más de 60 lass personas lastimadas, por protestar pacíficamente, por estar en contra, por pensar diferente (con balas de goma, gas pimienta directo a la cara, aplicación de llaves al estilo de las que asfixiaron a George Floyd, entre otras). Me equivoqué al calificar los hechos como expresión de la democracia restringida; realmente se apunta sin pausa hacia la anulación democrática, como parte del fin.

El libertario se desvió, si es que alguna vez en el fondo de su ser fue libertario. Por ello, en la escena política argentina se puede afirmar que Milei no es un hombre de ideas, sino de dogmas y obsesiones, justificando cualquier hecho desde la óptica del reduccionismo económico. Ganó las elecciones, pero en su lectura tiene las manos libres para hacer lo que quiera, violencias de todo género incluidas. Y su socio, que ya venía armando este modelo, reafirma que van con todo. Recordemos su exhorto nada sutil a la confrontación social: “hoy hay un mandato popular muy profundo, liderado por los jóvenes, que no se van a quedar en casa si estos señores empiezan a hacer lo que ellos quieren; si empiezan a tirar toneladas de piedra. Los jóvenes van a ir a defender su oportunidad” (M. Macri). Muy similar en los términos, el planteo de Milei: "No vine a guiar corderos, vine a despertar leones”, lo que le da sentido al tiempo dedicado en X e Instagram, del presidente argentino:

Foto: Captura Instagram
Foto: Captura Instagram

Con distancia del espectáculo –real y distractor al mismo tiempo-, en México se alude a que no hay quinto malo, de que en algún momento salen bien las cosas: Destacamos cinco aspectos en los que en la discusión política argentina en el campo legislativo todos son malos.

1. La concentración económica. Aparte de la posibilidad real del crecimiento de la violencia, las medidas hasta ahora conocidas, porque está llena de misterios (p.ej. los diputados oficialistas no conocen la ley en general, muchos menos sus alcances y matices) el DNU y la Ley Ómnibus, hoy con media sanción en el Congreso, deja ver que el fin reedita la concentración económica, favorece a los grupos concentrados de manera directa. Si ya existían oligarquías y monopolios, con la disposición jurídica planteada por los grupos de interés que apoyan a Milei, se disminuye tajantemente la libertad económica y la competencia, afectando de manera principal a las pequeñas y medianas empresas.

2. La desregulación en el campo del trabajo abre escenarios para el incremento de la informalidad, de la tercerización y de una mayor explotación laboral, todo ello soslayando los derechos laborales en nombre de la libertad económica. Hay una larga historia en el mundo del trabajo que ilustra lo señalado, metido bajo la alfombra por la sinrazón de los argumentos de Milei. Dejar los arreglos entre trabajadores y empresas, como entes iguales en un mercado de competencia perfecta, es un acto ingenuo e ignora la historia.

3. ¿Cómo aborda el "libertario desviado" la cuestión de la equidad en el acceso a recursos y servicios esenciales? ¿Podría la ausencia de intervención estatal llevar a desigualdades significativas en términos de educación, atención médica y otros servicios fundamentales? La respuesta al problema de la salud, de manera cerrada, alude a la voucherización, constituyendo a la salud en una mercancía y

que se reduce simplemente a entenderla como un problema de intercambio. Ayer escuchaba a una trabajadora de la salud, movilizada con su gremio contra Milei, señalando la complejidad de la salud, si tienes trabajo, si estás desocupado, si percibes bajos ingresos. Esto se borra de un plumazo con el “Boucher”: Repensar la salud es transversal en lo referente al trabajo, sea por la relación con los medios de trabajo -máquinas sofisticadas o herramientas sencillas-, como si se trabaja con sustancias tóxicas y/o peligrosas, el tiempo de trabajo en su extensión e intensidad, así como las relaciones entre pares y con la jerarquía. El énfasis en la transversalidad de la salud en el plano general del trabajo, y materializada en las condiciones y medio ambiente de trabajo, renueva la concepción del trabajo, esbozada desde hace años y todavía en disputa para ganar legitimidad en los estudios del trabajo. ()

4. En lo que se refiere al medio ambiente y las externalidades negativas, es muy limitado el repertorio de respuestas dentro del obtuso marco del anarcocapitalismo. ¿No podrá ser que las empresas no sean tan responsables y los hombres de empresa los héroes que plantea Milei en Davos, en donde se privilegie el beneficio sobre la responsabilidad ambiental? Si la respuesta se da desde alguien que no cree en el calentamiento global y que comparte, sin ironías, argumentos de que se puede parcelar el mar, mbio climático ambiental? ¿Existe el riesgo de que las empresas, en busca de beneficios, descuiden la responsabilidad ambiental, afectando a la comunidad en general?

5. En la vigía de preocupaciones del “libertario desviado” no existe la justicia o se trata de un asunto de mercado. Para aquellos segmentos carenciados de recursos iniciales, ¿puede ser que las ausencias de regulaciones prolonguen en el tiempo las desigualdades? Oxfam habla de una brecha: “la brecha entre ricos y pobres continúa agrandándose: las fortunas de las personas más adineradas aumentan enormemente mientras que la escasa riqueza que poseen las personas más pobres disminuye. Desde 2015, el 1% de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante”. En esta escena de desproporción económica y moral, ¿hay huellas en la política del "libertario desviado" para atender la brecha histórica de la desigualdad? Favorecer o dejar hacer prácticas que influyen en el ensanchamiento del poder corporativo, retrata con claridad al "anarco-libertario desviado", pues contribuye en su definición política con la mantención de jerarquías opresivas. No es la cadena de hierro del Estado, sino de las corporaciones, o de ambas, porque Milei favorece al Estado guardián, al menos hasta ahora es lo que se ve.

Al contrario de las expresiones populares, sí hay quinto malo: ¡el problema se agrava cuando se trata de un arsenal!

(Profesor UAM)

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