Finaliza un año de intensa actividad política, caracterizado por la consolidación del gobierno encabezado por la Presidenta Claudia Sheinbaum, quien acumula un año de gran aceptación popular, que contrasta con la prevalencia de una campaña opositora, que no levanta, y que recurre a la desinformación y denostación.
Un análisis elemental, ajeno al discurso opositor, para entender qué factores han incidido en el mantenimiento de la popularidad del gobierno de la transformación, arroja resultados tangibles al atender los aspectos fundamentales que inciden en la vida cotidiana y la calidad de vida de la población: la economía, el ingreso familiar, el bienestar social y la seguridad pública, así como la atención a los asuntos con el exterior en momentos de gran tensión internacional.
Uno de los logros destacados es el récord histórico que alcanzó la Inversión Extranjera Directa. Nuestro país atrajo más de 40 mil millones de dólares en 2025, la cifra más alta registrada hasta ahora en un año, pese a las tensiones comerciales globales y las presiones arancelarias adicionales, México continúa siendo un destino atractivo para los capitales internacionales, particularmente en manufactura, logística y sectores estratégicos.
Destacan también los resultados en materia de generación de empleos formales, que sumaron más de 559 mil nuevos puestos de trabajo, en tanto que la tasa de desempleo se mantuvo en niveles bajos, entre 2.6 y 2.7 por ciento, cifras competitivas a nivel global.
Por otro lado, se consolidó la política de fortalecimiento y recuperación en términos reales del salario mínimo, con el incremento de 13 por ciento al salario mínimo general, que en 2026 pasará de 278.89 a 315.04 pesos diarios, mientras que en la Zona Libre de la Frontera Norte el aumento será del 5 por ciento, alcanzando 440.87 pesos diarios; lo que representa una apreciación de 27.5 por ciento desde 2018.
Esta medida beneficiará de forma directa a los trabajadores al mejorar su ingreso real, especialmente a quienes se encuentran ubicados en los deciles más bajos, además de presentar efectos económicos y sociales positivos al fortalecer el poder adquisitivo, dinamizar el mercado interno.
Con este nuevo aumento se corrigen los rezagos históricos del salario mínimo, producto de la lógica neoliberal que privilegió la supuesta estabilidad macroeconómica por sobre los salarios, precarizando las condiciones de vida de los trabajadores, bajo la falsa premisa que el incremento a los salarios tenía un efecto inflacionario en la economía.
A ello se suma el avance de la reforma de la reducción gradual de la jornada laboral a 40 horas semanales en los próximos años, que favorecerá cumplir con el mandato constitucional de asegurar condiciones de vida dignas para la clase trabajadora.
Por otro lado, los programas de apoyo social mantuvieron una fuerte presencia durante 2025. El gobierno federal destinó 850 mil millones de pesos a los Programas del Bienestar, beneficiando a cerca de 33 millones de personas, entre adultos mayores, personas con discapacidad, mujeres, jóvenes y comunidades rurales.
La recuperación del salario mínimo, así como la expansión de las políticas sociales y las transferencias directas que por ley se brindan, han favorecido directamente la reducción de la pobreza, como lo acredita la medición de la pobreza multidimensional correspondiente a 2024 del INEGI, que da cuenta de cómo, entre 2018 y 2024, 13.4 millones de personas salieron de la pobreza.
En materia de seguridad, a diferencia de los gobiernos del periodo neoliberal, cuando los homicidios dolosos aumentaron 250 por ciento, en el periodo 2018-2025 los homicidios dolosos disminuyeron 34 por ciento en sus promedios diarios.
El balance de 2025 es positivo. La combinación de políticas económicas prudentes con fuerte impulso a la inclusión social coloca al país en una ruta de estabilidad y potencial crecimiento sostenible, lo que el confuso bloque opositor no alcanza a asimilar.