Cuando se trata de evaluar a los equipos del futbol mexicano llamados “grandes”, hay una desigualdad en el trato.

Un equipo grande es aquel que demuestra superioridad, historia, títulos y afición. Este grupo lo conforman cuatro: América, Chivas, Cruz Azul y Pumas , que deben responder a exigencias por encima de lo normal, pero ha quedado claro que en cada club las demandas son distintas. No comparto esta idea, porque —si quieres seguir manteniendo el mote— debes actuar en consecuencia.

Por ejemplo, los resultados, pero sobre todo las formas, importaron para la directiva de La Máquina , que decidió darle las gracias al técnico portugués. Una gran inversión en los últimos torneos no fue canalizada por Pedro Caixhna, cuyo equipo no jugaba bien, nunca marcó diferencia; incluso, cuando llegó a la final y era efectivo, pero no llamativo, ese estilo y sus declaraciones fuera de lugar tuvieron consecuencias.

América.

Los más odiados o más queridos, pero es el que cumple a cabalidad con la credencial de grande, porque en ese club las formas sí importan, porque hay que ganar todo y porque cualquier otra cosa es fracaso. Además, encontraron en Miguel Herrera al director técnico ideal, que entiende a la perfección lo que significa el americanismo.

Chivas

. El club de los mexicanos , el más popular para muchos, pero que camina en los lugares del oscuro descenso. En la actualidad, vive arropado en el pretexto de que juega con puros mexicanos, que se los venden caros, que tiene que sacar jugadores de cantera. Cero exigencia en este club, que debe estar en la cima, pelear por campeonatos y tener a los mejores futbolistas; eso demanda la historia. Últimamente, estos requisitos no han sido cubiertos.

Pumas

. El club consentido y que se refugia en el discurso de la cantera para explicar la falta de logros desde hace tiempo. Es verdad, la esencia de la Universidad ha sido la producción de talentos, con una combinación de extranjeros de calidad, pero con obligación de títulos, algo que la directiva parece haber olvidado. Hoy, estar en Liguilla es suficiente para ingresar dinero y seguir comprando jugadores, en lugar de generarlos.

Hay otros que quieren entrar a este grupo, pero sin tomar las responsabilidades.

Tigres

, de los más dominantes en la última década. Cumple en la parte de los resultados, pero en las formas está muy lejos. Con equipos que pueden dar más, queda la sensación de que no se le exige jugar de forma espectacular. Independientemente de los presupuestos que se manejen, los conjuntos que ostentan o quieren llevar esta etiqueta deben vivir a lo largo de su existencia con la obligación de conseguir títulos, con la presión de jugar y agradar al aficionado, propio y extraño. La realidad es que muchos no lo hacen y terminan comprobando que el concepto de grandeza está a la baja y que, a la hora de ser medidos, la vara no es la misma para todos y la grandeza queda sólo en la mente, como bonito recuerdo.

@alexblanco23

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