I am not Ok With This, es el tipo de serie que con sólo un fotograma ya sabes para donde va el asunto: la primera escena nos muestra a una adolescente, caminando en la noche, con un vestido de fiesta, la mirada fija y que está bañada en sangre.

Por supuesto, la imagen de inmediato nos recuerda a un clásico del legendario Brian De Palma y del cual esta serie abreva sin pena alguna: Carrie.

La chica en cuestión se llama Sydney (una muy solvente Sophia Lillis), un quinceañera, huérfana de padre, que vive con su estricta pero luchona madre (es mesera en un típico diner norteamericano) y con su adorable pero enclenque hermano menor al que bullean y golpean un día sí y otro también en la escuela.

Sydney pasa por todos los problemas que un adolescente de esa edad puede pasar: las clases son aburridas, la vida no parece tener sentido, su mejor amiga -Dina (Sofia Bryant)- ya anda saliendo con el guapo de la clase, y ella misma no sabe si salir o no con su insistente pero carismático vecino, Stanley (Wyatt Oleff).

La consejera de la escuela le sugiere a Sydney llevar un diario, y es gracias a ese diario (en forma de voz en off) que nos enteramos de todo lo que la adolescente va experimentando en esta etapa de cambios convulsos llamado adolescencia.

Y es que en medio de ese despertar sexual y de los conflictos típicos de la edad, I am not Ok with This le suma uno más: Sydney tiene poderes psíquicos que le permiten mover cosas con la mente. Problema: no sabe exactamente qué los detona y mucho menos cómo controlarlos.

Basada en una novela gráfica homónima, escrita por Charles Forsman, y dirigida por Jonathan Entwistle, el encanto de la serie radica en el homenaje permanente a los tropos del cine de DePalma (aunque no necesariamente a su narrativa visual) y a las historias de Stephen King en general, todo bañado de los clichés de rigor que, al ser asumidos como tal, no parecen chocantes ni facilones.

La serie subsiste, y es compulsivamente visible, principalmente por sus actuaciones: el sólido trabajo de Sophia Lillis, a quien recientemente vimos en It (2007) haciendo un papel diametralmente opuesto y que, con esta serie, demuestra el rango actoral que posee: de ser uno de los personajes fuertes en It, a ser este mar de confusión y cambios emocionales en I Am Not Ok With This.

Pero quien se roba todo el show es el Wyatt Oleff en su papel de este nerd, pero cool, pero ingenuo, pero culto y siempre insistente vecino de Sydney, quien cree que ha encontrado en ella a su nueva novia cuando ella aún se debate en encontrar su sexualidad.

Aunque predecible y derivativa, son las actuaciones, el buen armado de la serie (apenas 7 capítulos de 25 minutos cada uno), las referencias y homenajes (hay todo un capítulo que hace referencia a The Breakfast Club), así como un excelente soundtrack, hacen de I Am Not Ok With This, una buena opción para ver en estos días de guardar.

La serie está disponible en Netflix.

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