El 30 de octubre de 2015, un incendio atrapó a los asistentes de un concurrido club nocturno llamado Collective, en la ciudad de Bucarest, Rumania. El fuego mató a 27 personas e hirió a 180 debido a que el lugar no tenía salidas de emergencia, aunque por ley es un requisito tenerlas (¿se acuerdan del famoso Lobohombo en CDMX?). ¿Cómo es que un lugar de espectáculos, con capacidad para tanta gente, estaba operando sin salidas de emergencia?

Después de lo ocurrido, la gente montó en cólera y tomó las calles. El resultado fue la renuncia del gobierno socialdemócrata y la llegada -por un año- de un gobierno interino tecnócrata.

Pero la cosa no acaba ahí. Meses después, las personas que sobrevivieron al fuego, pero que aún estaban graves en el hospital, empezaron a morir. El gobierno había dicho que estaban recibiendo la mejor atención, que tenían el material y los recursos para atenderlos. Aún así, los pacientes morían. ¿Cómo es posible que las víctimas de este incendio no sobrevivieron siendo que el gobierno juraba que estaban atendidos “mejor que en Alemania”?

Collective, el quinto largometraje documental del rumano Alexander Nanau, no trata estrictamente sobre estos hechos, sino sobre los periodistas cuya indignación y deseo por saber la verdad, llevaron todo este caso a las páginas de un periódico (un diario deportivo, ni más ni menos) para exponer al verdadero culpable de tantas muertes y tanto dolor: la corrupción.

Sin narrador, sin voz en off, sin letreros que nos indiquen quién está a cuadro, Nanau deja que las imágenes hablen por sí solas. Así, la cámara al hombro del propio cineasta se limita a ser testigo y cómplice del día a día de Catalin Tolontan, el periodista del diario Gazeta Sporturilor, que decide investigar el motivo de estas muertes.

Es así como expone que la salubridad del sistema de salud Rumano es una porquería, ¿la razón?, el desinfectante que compraron para limpiar todos los hospitales estaba diluido, en exceso, para que rindiera más. Detrás de todos estos descubrimientos está Tolantan, de quien vemos su cara de preocupación y franca sorpresa no sólo por lo que él y su equipo van descubriendo, sino por la respuesta de las autoridades, cuyo único recurso es seguir mintiendo.

Contadores que falsean facturas, doctores que sobornan a sus jefes, autoridades que sobornan empresas, enfermos que ante la desesperación de no ser atendidos sobornan a sus médicos y, como película de mafiosos, empresarios que amanecen sospechosamente muertos en un accidente automovilístico al que las autoridades califican como “posible suicidio”.

El hilo que desenreda la madeja de la corrupción no parece tener fin. En juego está la salud de todo un estado que, sin pena alguna, permite que los pacientes se apilen en hospitales que ya no tienen cupo ni tampoco las condiciones de higiene como para que no mueran, así les salgan gusanos en la piel por la espantosa falta de limpieza.

“¿Cómo es que llegamos a esto?” se pregunta el inexperto nuevo ministro de salud. La respuesta que le da una de las doctoras que ha sido testigo de todo esto es brutal: “Como decía mi abuela, el problema es que dejamos de ser humanos, solo importa el dinero”. El dinero y la política porque, claro, pronto se verá la conexión política en todo este muladar.

Y aunque pareciera que no hay esperanza, el director también hace seguimiento a una de las sobrevivientes del incendio. Con la cara marcada, las manos cercenadas y el cráneo quemado, la mujer (presumiblemente modelo) se toma fotos para una exhibición y prueba exitosamente un prototipo de mano robótica que le funciona a la perfección.

Cuando una reportera le pregunta cómo le ha hecho para superar el trauma ella responde: “No hay otra opción más que seguir adelante”.

Los socialdemócratas, aquellos que tuvieron que renunciar por las presiones de la gente ante la tragedia, ganaron de nueva cuenta las elecciones. ¿De qué sirvió todo esto?, ¿dónde quedó la indignación?, o peor aún, ¿cuántos nos falta para que en México también “dejemos de ser humanos”?, si no es que a lo mejor ya no lo somos.

Collective se exhibe en Cine Tonalá y está nominada al Oscar en la categoría de Mejor Documental.

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