El discurso de las viejas prácticas políticas que tienen los viejos partidos en este país representan exclusivamente el comportamiento egoísta de sus intereses. Históricamente, el gobierno actual por ejemplo, tiene el comportamiento totalitario que tuvo el PRI en su momento: un gobierno que se sostuvo de todas sus aristas posibles hasta que fue insostenible. El PRI cuando más invencible se pensó, cayó por su propio peso.

La Historia no se estudia justo para no repetir el pasado sino para entender las circunstancias de nuestro presente. Hoy, justamente sabemos que hacer política no es tomar solo el mando de las instituciones sino justo formar parte de la opinión de la sociedad y el poder democrático del pueblo.

La Ciudad de México ha sido durante décadas el primer bastión progresista que orienta al resto del país en la política. La ciudad en ese sentido es un síntoma político.

No es de extrañarse entonces que hoy en día emerjan nuevas fuerzas políticas verdaderamente encausadas y eficaces. El ejemplo más claro está precisamente en las dos potencias más grandes del país después de la Ciudad de México: Jalisco y Nuevo León.

¿Cuál es el rumbo de la política sin relacionarse con las viejas prácticas?

Seguramente lo sabremos en campaña, puesto que aún no es periodo electoral y claramente a los partidos de siempre, la ilegalidad de esto les resulta indiferente. Sin embargo esto es precisamente una reflexión para entender de forma y fondo cómo las prácticas políticas tienen otras posibilidades.

Samuel García, gobernador de Nuevo León recientemente presumió lo que para todos es evidente: Movimiento Ciudadano es la segunda fuerza política en el país. De ahí el interés de los viejos gobiernos por formar alianzas y recuperar lo perdido, pero también es de ahí, de esa fuerza que ha tomado el movimiento para poder determinar el rumbo que es posible frene a 2024.

La organización de un movimiento político paralelo a la sociedad y a la ciudadanía es fundamental para resolver las estructuras verdaderamente urgentes pero también para tener un proyecto a largo plazo.

Creo a partir de estos elementos precisamente que la forma política que va de la mano con esos intereses tiene oportunidad de construir un México que camine hacia un rumbo distinto, uno de crecimiento y alianza y no de exclusión o polaridad.

Los términos en los que veremos una campaña política hacia 2024 son también distintos a cualquier otro ejercicio democrático que hayamos vivido en la historia, porque justo hoy en día, es la sociedad civil y los ciudadanos los que están formando día a día a las instituciones y los movimiento, el rumbo que tomemos será también definitivo gracias a esto.

Las viejas prácticas no solo quedaron en el pasado sino que ya ni siquiera forman parte de la vida política de los mexicanos que quieren un mejor país. Son los ciudadanos los que toman el camino hacia este nuevo rumbo.

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