La reconstrucción del tejido social implica poner una pausa en este momento para comprender, desde todos los niveles de la sociedad y de las instituciones que la construyen, que la justicia no está cumpliendo con su principal función.

Que la desigualdad , no sólo económica sino territorial, educativa, social y de seguridad está en unos niveles al borde del colapso.

La Ciudad de México vive desde hace mucho tiempo una fractura social casi insostenible que convierte a los territorios que la componen en límites internos que hacen que hablar de una misma ciudad parezca casi imposible.

La Ciudad de México es el espejo de una sociedad que se refleja en todos los niveles y en todas las instituciones que componen al resto del país.

La justicia, por ejemplo, hoy en día es una institución que agoniza por la corrupción. Un problema que no mira la realidad social o no la quiere ver.

En 2020, Animal Político señaló que la población en las cárceles crecía a ritmo récord, con más de 14 mil reos sin sentencia que el año anterior. Personas acusadas, pero sin sentencia, cabe repetir.

¿Los encarcelamientos significan justicia? Por supuesto que no. Y no lo es, sobre todo para las personas más vulnerables, la gente pobre, la gente que habla solamente en lenguas indígenas y no sabe ni porqué está ahí.

Mientras que las personas que pueden pagarlo, los influencers y la gente en el poder eluden la justicia sin mayor pro blema que una fianza. En vez de justicia estamos viendo una decadencia institucional.

La principal función de las cárceles, en todo caso, es la reinserción social , pero estamos totalmente alejados de ello.

¿De verdad estamos discutiendo si el aborto debe o no ser penalizado? Las mujeres que deciden sobre su propio cuerpo terminan ahí, bajo la sombra de un sistema que no tiene un objetivo basado en la justicia, sino en la enaltecida forma de suprimir a la gente pobre como una cuota ficticia de seguridad para el resto de la sociedad.

Por eso, las políticas públicas en torno a la Ciudad o el resto del país, deben verse desde las entrañas, desde los ciudadanos que compartimos las calles y las instituciones día a día. No para recurrir al desdén de las cosas que ya están puestas, sino con la esperanza de que podemos tener un mejor lugar para vivir.

El tejido social comienza desde todas y todos los que queremos una Ciudad más justa y donde nuestros representantes sepan verdaderamente cuáles son las necesidades y cuáles son los problemas que someten nuestro entorno.

No queremos seguir oyendo promesas, sino verdaderamente tener un movimiento que represente nuestras voces, nuestros problemas e inquietudes. Que se atienda con entereza. Queremos que la palabra justicia se entienda en todos los niveles y no sólo en esa minoría del poder.

Si bien es cierto que tenemos actualmente un país que agoniza y sangra por sus políticas públicas y las malas decisiones de un gobierno, también tenemos la certeza de que hemos podido salir adelante y saldremos.

Hoy más que nunca es un día para reflexionar y cuestionar a los que están tomando decisiones, porque queremos un México justo y no ese circo que nos venden cada mañana.

Twitter: @alepuente100 

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