El Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro de la Ciudad de México se encuentra, no sólo rebasado, sino inhabilitado en dos aristas. La primera, desde el accidente de la Línea 12, ocasionado por una mala administración llena de corrupción en su construcción, y la segunda, por la remodelación parcial de la Línea 1 de la estación Balderas a Pantitlán.

Los problemas de este desabastecimiento de posibles medios de transportes para la ciudadanía son significativos. La Ciudad creció fuertemente hacia el oriente. La población flotante transita diariamente desde esa zona hasta el Centro de la Ciudad y viceversa. Los carriles de viaducto no se dan abasto, tampoco las vías como Fray Servando Teresa de Mier o las calles alternativas que atraviesan la colonia Doctores y la Obrera. Por cualquier parte el tráfico es imposible. Uber es impagable.

La estación Chabacano del Metro es una odisea. Un acceso imposible, donde los límites del espacio personal son inexistentes si uno quiere regresar temprano a casa. El amontonamiento hoy resulta aún peor, pues por la incapacidad de la Línea 1 para llegar hasta Pantitlán se han tenido que saturar aún más las líneas alternas. La crónica puede verse en las imágenes que comparten día con día los usuarios del Metro vía Twitter . Todos los días la cantidad de personas parece multiplicarse. Todos los días el Metro parece colapsar un poco más.

¿Cómo se vive esta experiencia día a día?

Con hartazgo se escucha decir a la gente, pero también con resignación. La gente viaja apretujada, convertida en una gran masa de personas que entran a presión en un vagón por la necesidad de transportarse diariamente para llevar algo de comer a casa. No hay soluciones claras, todo se resume a asimilarlo.

El presidente López Obrador aseguró que tardaría a más tardar un año la reconstrucción de la Línea 12 . Hoy han pasado 17 meses y apenas llevan 75% de la obra. Las alternativas de movilidad siguen siendo insuficientes para la población que transita de un punto a otro bajo ese mismo trayecto.

La Línea 1, según Claudia Sheinbaum , tardaría un año en la remodelación de la primera sección que hoy se encuentra inhabilitada para supuestamente abrirla a partir de febrero de 2023. La realidad es que los capitalinos han tenido que resolver y aclimatarse a las condiciones aún insuficientes de movilidad por parte del Gobierno de la CDMX.

Afuera de la estación Balderas, los autobuses RTP son sustitutos del Metro para complementar el trayecto hasta Pantitlán. Las colas son enormes y la infraestructura risible. Rebasadas en 200% por lo menos en las horas pico tanto de entrada como de salida de la jornada laboral.

No son condiciones para transportar niños, ni mujeres embarazadas o personas de la tercera edad. La movilidad corresponde simplemente a la urgencia, pero no a la solución. Y, sobre todo, es lamentable ver cómo es la gente quien sufre estas condiciones, ante las inclemencias del tiempo atmosférico o el tráfico que entorpece la circulación de los transportes. El tiempo perdido en las horas de trayecto y espera.

Pensar en la gente es pensar también en esta urgente necesidad por un transporte digno, aún en su calidad de sustituto del Metro, que pueda dignificar los trayectos así como la demanda de usuarios que utilizan el transporte público.

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