En el Palacio Legislativo de San Lázaro en la Ciudad de México tendría lugar este 18 de octubre la reunión de trabajo entre el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval , y los diputados federales para hablar sobre el reciente hackeo de información a la Sedena, por parte del grupo Guacamaya en las semanas pasadas, donde precisamente se ha filtrado muchísima información de todos los niveles del gobierno. Desde correos que implican la participación del gobierno en el caso Ayotzinapa hasta los operativos contra el narcotráfico en el norte del país.

Sin embargo, el titular de la Sedena canceló dicha reunión, argumentando que el diputado de Movimiento Ciudadano (MC) Sergio Barrera Sepúlveda le había enviado una carta en términos irrespetuosos, por lo que no asistiría a esta reunión. Esto es la punta del iceberg del militarismo que tanto se ha advertido.

El Poder Legislativo pareciera haberse quedado con las manos atadas tras la negativa de Cresencio Sandoval, puesto que esto indica claramente que no hay un diálogo posible con la Sedena, desde ahora y con el poder que tienen, su actuar es arbitrariamente autónomo al servicio de la democracia.

Para las personas que vivimos en la Ciudad de México es verdaderamente incómodo e impactante ver cada vez más militares recorriendo las calles. Caminando por el Paseo de Reforma, armados e intimidantes (que antes sólo veíamos en las zonas con extrema violencia), ahora en un sitio en el que, sobre todo, se ha jactado durante años de ser una zona pacífica y un oasis ante la violencia de este país. El mismo López Obrador años antes de ser Presidente dijo que no sería suficiente con tener un militar en cada esquina si no se corregía la pobreza y la violencia en este país.

La terquedad con la que no existe un reconocimiento crítico de su trabajo y la insuficiencia que éste ha tenido a lo largo del sexenio genera una frustración colectiva ante la imposibilidad de un cambio real en la condición social, política y económica de esta Ciudad y del país entero.

La violencia que arremete contra nosotros hoy en día nos está respirando de cerca y el discurso institucional no logra ser persuadido. El Presidente, así como la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum , diariamente niegan que el pensamiento pueda ser plural y distinto: quien no piensa como ellos, es porque está en su contra. El pensamiento de la verdad absoluta nos está llenando el país de sangre y pobreza. Las muertes diarias y la inevitable inflación son una bomba de tiempo para nuestra realidad.

Por eso mismo creo que el primer reto que tenemos como ciudadanos es mirar lo que está pasando y participar activamente en la forma de redireccionar el rumbo. No podemos ceder ni un milímetro ante esta pérdida de poder por parte de los poderes democráticos, no podemos ser indiferentes ante los atropellos de derechos humanos por parte de los militares y la Guardia Nacional. ¿Cuál es el futuro de nuestra democracia si hoy no alzamos la voz en contra de todos estos cambios hacia el autoritarismo?

El futuro de nuestra democracia está justamente en el pueblo y no en los cuarteles. Está en la voz que será la representación de México y sus ciudadanos, el futuro está precisamente en lograr un contrapeso eficaz y real para este 2024.

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