Ya estamos cerca de que el primer mes del nuevo año se acabe. Ese inédito ciclo que recibimos llenos de euforia y con la emoción de las oportunidades. Es ahora cuando los firmes propósitos del inicio comienzan a flaquear, cuando se empieza a olvidar el porqué veíamos los objetivos tan claros y la motivación se desvanece poco a poco. Incluso, hay estudios que afirman que la m ayoría de las promesas que nos hicimos en la noche vieja desaparecen en febrero, con suerte, en marzo.

Así es que viene bien preguntarnos cómo las personas logran mantener la fuerza para seguir retándose y creciendo. Es inspirador ver por qué hay quiénes siguen empezando otra vez, aunque ya lo han conseguido casi todo.

Recuerdo que con estas ideas rondando en la mente tuve la fortuna de entrevistar a Steven Spielberg en la promoción de una de sus películas hace muchos años en Nueva York.

“Mr. Spielberg, ¿qué es lo que lo motiva a seguir haciendo películas?”, pregunté. Esperaba la típica respuesta de que ama filmar, o que simplemente es su pasión y nada lo puede detener, lo cual sería convincente, pero lo que me dijo se me quedó retumbando y es algo que recuerdo cada Año Nuevo, cuando todo empieza a desinflarse:

“Porque creo en la magia de los nuevos comienzos”. Esa frase fue suficiente para despertar la curiosidad en mí.

Creer en la magia de los nuevos comienzos hace mucho sentido, pues debe haber algo más que sólo la pasión por lo que haces para cuando ya lo has logrado tantas veces y te sabes el camino de memoria, porque esas mariposas en el estómago que te generan la adrenalina necesaria para empujarte a enfrentar los obstáculos que implica empezar algo son muy difíciles de mantener a lo largo de los años.

Guillermo Del Toro, por ejemplo, personifica estos impulsos incombustibles. Y es que algo que siempre cuenta es que no importa que te apellides Coppola, Scorsese o Spielberg, siempre, comenzar una nueva película es un camino lleno de baches, de problemas a resolver: actores cuyas agendas chocan con otras producciones, presupuestos que se van de las manos, escenas que no se pueden realizar como se habían planeado, Covid…

Y aún así, merece la pena volver a empezar, jugarse el pellejo ¡y hasta la reputación! Porque algo que es fascinante, según estos mismos creadores, es esa página en blanco, ese saber que puedes volver a aprender, experimentar. Algo de magia sí que hay en ello.

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