El pasado 2 de junio un ojo de fuego en el Golfo de México, ocasionado por una ruptura de una válvula de un gasoducto perteneciente al complejo petrolero Ku Maloob Zaap, puso a nuestro país, a su política energética y la urgencia de una transición hacia fuentes renovables en el ojo de la opinión pública global.

¿Cuántas alertas más necesitan los líderes globales en tomar acción? El presidente de México tiene la oportunidad de sentar un precedente al poner un alto al contador de accidentes y afectaciones ambientales del modelo energético basado en combustibles fósiles, ya que el termómetro de temperatura avanza en tanto crece el expediente negro de la industria fósil.

El pasado viernes 5 de junio el presidente Andrés Manuel López Obrador comunicó en su conferencia matutina que su gobierno está trabajando en la creación de alternativas para dejar de depender de combustibles fósiles, acción fundamental para coadyuvar en el reto global de mantener la temperatura del planeta por debajo del 1.5°C, cumplir con sus compromiso con el Acuerdo de París de reducir la emisiones nacionales en un 22% para el 2030, y para poner a la gente y al medio ambiente en el centro de sus prioridades, desarrollando políticas efectivas de adaptación a los impactos climáticos que ya experimentamos, y no a merced de intereses económicos.

El próximo paso debe ser comunicar qué alternativas y cómo las implementará. Le toca a la Secretaría de Energía rectificar su política fósil en consecuencia con las promesas del presidente. La emergencia climática exige pasar de las palabras a la acción. La ciudadanía nacional y global está expectante.

Desde cualquier punto de vista del que se analice el modelo fósil se pueden ver grietas. El sistema está roto, no funciona más: caída en los precios del petróleo, bajas reservas, impactos incalculables en la biodiversidad, en los ecosistemas marinos y terrestres, violaciones a los derechos humanos a un medio ambiente sano y a la salud de las personas dan cuenta de ello.

Si bien la falta de mantenimiento a la infraestructura de Pemex data de administraciones anteriores, en el periodo de la presente administración se han registrado 5 desastres ecológicos de la empresa del estado PEMEX tanto por extracción de crudo como por su refinación en el Golfo de México, en la refinería Miguel Hidalgo en Tula, Hidalgo, en la refinería Lázaro Cárdenas en Minatitlán, Veracruz, en la refinería de Cadereyta, Nuevo León, en un un ducto de Pemex que transportaba combustible en el municipio de Tlahuelilpan, Hidalgo.

La humanidad está en una encrucijada y seguir por el camino que plantean la extracción y consumo de combustibles fósiles no es una opción prometedora. Urge una transición hacia la implementación de energías renovables social y ambientalmente justa para la gente y el medio ambiente, y con una hoja de ruta transparente.

*Aleria Lara es Directora de Campañas de Greenpeace México.

Google News

TEMAS RELACIONADOS