Actualmente varios países de América Latina atraviesan crisis multidimensionales en los ámbitos político, social, económico, cultural y ambiental, entre otros. Algunos de estos son resultado del justo reclamo colectivo ante las desigualdades del sistema económico y político que domina en la región; por ello es que pareciera que en los casos de países como Chile, el problema es el alza de los precios del transporte y el bajo monto que recibirán los trabajadores por las pensiones al jubilarse. En el caso de Ecuador las protestas se dispararon a raíz de la eliminación en el subsidio a los combustibles. Para Nicaragua fue la reforma impulsada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a las pensiones que castigaba a los trabajadores y empresarios la que detonó el malestar. En el muy reciente caso de Colombia, el paquetazo de reformas económicas promovido por el FMI y otros organismos internacionales, así como el incumplimiento con los acuerdos de paz alcanzados por el gobierno previo han motivado el emplazamiento al paro nacional. Bolivia y Venezuela se deben tratar de forma diferente, tanto por la situación en la que se encuentran actualmente, como por la evidente intervención externa con diferentes intereses sobre estas naciones; pero, en general, todos estos casos parecen responder al hecho de que la población se verá afectada por los recortes a las redes de seguridad social que están realizando los diferentes gobiernos, así como por el nivel de represión que protagonizan las fuerzas armadas de estas naciones como por el respaldo de Estados Unidos de América (EUA) en este actuar, pero ¿en dónde empezó el problema?

Como antecedente se puede comentar la crisis de deuda latinoamericana del siglo pasado, la cual incentivó a la reprimarización parcial o casi total de varias naciones en la región, a lo que se puede agregar el impulso de apertura económica irresponsable fomentado por EUA a través del Consenso de Washington, además del tránsito de las dictaduras militares hacia gobiernos civiles. En suma, el caos sociopolítico de fin del siglo XX dio paso a frágiles estructuras político-económicas dominadas por paradigmas de crecimiento económico a cualquier costo.

Ni la transición a gobiernos de izquierda con el progresismo o el retorno de dirigentes de derecha han logrado establecer un esquema de gobierno independiente de la explotación y comercio de materias primas, lo que convierte a la región en un blanco fácil de presiones externas que buscan capitalizar estos recursos aprovechándose de los momentos de tensión que viven estas naciones. Lo que es evidente en el caso de Bolivia es que los Comités Cívicos (organizaciones empresariales con amplio poder político y económico) se han aprovechado de la crisis política para revocar acuerdos sobre la explotación de litio, pues estos no les favorecían al ser esquemas mixtos que les excluían en favor de empresas extranjeras más eficientes.

Esta situación es relevante ante el hecho de que, en el mundo, Venezuela posee la mayor reserva de petróleo (303 mil millones de barriles) y, probablemente, la mayor reserva de oro (poco más de 8 mil toneladas); Chile para el caso del cobre cuenta con 170 millones de toneladas; Bolivia en cuanto al litio posee 21 millones de toneladas. Y llama la atención que sea en esos países (los más ricos en recursos naturales importantes para la industria moderna) en los únicos en los que EUA se ha posicionado a favor de los procesos de represión político-militar contra la población.

Es evidente que lo que se está jugando aquí es el futuro de la capacidad productiva de EUA y el dominio de este país en el circuito comercial de commodities , que ve en América Latina, tal como antaño sucedió con el saqueo colonial, una fuente de materias primas de alta calidad que pueden ser cambiados por espejos, cristales y biblias. Queda en las respectivas poblaciones de estos países ejercer una férrea resistencia y apostar por la solidaridad internacional ante este descarado intervencionismo de EUA y otras naciones con intereses puramente economicistas.

Profesora Investigadora del Departamento de Producción Económica, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Correo: gioconda15@gmail.com

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