Por: Aleida Azamar Alonso e Isidro Téllez Ramírez

Un oxímoron es una figura retórica basada en la combinación de dos palabras de significado opuesto que originan un nuevo sentido. Por ejemplo, luz apagada, copia original o tensa calma. Sin embargo, hay otras combinaciones que no crean nuevos sentidos, sino que ocultan el verdadero significado de alguno de los términos como: gentil descortesía o minería sustentable.

Este concepto se desprende de la idea de que una actividad eminentemente destructiva y orientada al consumo intensivo de recursos puede sostenerse indefinidamente sin causar daños ambientales. Y es que desde el año 2012, y recientemente con renovado interés, la empresa minera Esperanza Silver, filial de la canadiense Alamos Gold, ha divulgado este término para caracterizar su proyecto auroargentífero (oro y plata) en las inmediaciones de la Zona Arqueológica de Xochicalco, en el estado de Morelos.

Sin embargo, el 5 de junio de 2013, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) rechazó la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) presentada para esta mina, pues la compañía estimó que el consumo de agua para sus actividades requeriría 3.56% de la disponibilidad media del acuífero de Cuernavaca, cuando en verdad era de 51.14%. De haberse aprobado la MIA con ese error, el abasto del recurso en la zona más poblada del estado se hubiera puesto en un grave riesgo.

En los últimos meses Alamos Gold, insiste nuevamente en que este proyecto se encuentra diseñado en función de un “Nuevo Modelo de Minería Social y Ambientalmente Responsable”, sujeto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En sus comunicaciones públicas, la compañía ha señalado que uno de los elementos de este modelo es reciclar el agua empleada, estimando que únicamente requerirá el 0.28% del líquido disponible en el acuífero de Cuernavaca. Sin embargo, no se ha desglosado el volumen requerido, ni para su construcción, ni para la operación, así como tampoco para su posterior cierre. Solamente se sabe que en la última MIA presentada se señaló que el proyecto necesitaría 760 millones de litros de agua al año (volumen similar a llenar 225 albercas olímpicas). Un dato alarmante si se considera que el estrés hídrico de la zona es el más alto del país con 141%; es decir, la demanda de agua es 41% superior a la que hay disponible en el lugar.

Es así, que plantear un proyecto de minería sustentable que requiere desgastar los pocos recursos disponibles afectando a la sociedad y a la diversidad local, no solamente es contradictorio, sino que es una expresión sarcástica tal como “el honrado ladrón”. Por lo anterior es fundamental que el Estado discuta abiertamente este tema con la población afectada exponiendo los riesgos reales de esta actividad.



Aleida Azamar Alonso. 
Profesora Investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana y presidenta de la Sociedad Mesoamericana y del Caribe de Economía Ecológica. Correo: gioconda15@gmail.com

Isidro Téllez Ramírez
Candidato a Doctor en el Posgrado en Geografía y becario dentro del proyecto Atlas de la Minería en México del Instituto de Geografía de la UNAM. Correo: isidrotrx@gmail.com

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