La revista argentina Anfibia publicó recientemente un interesante ensayo de Ezequiel Gatto, sobre la futuridad: “Desmintiendo al indio: el futuro no llegó”. El autor establece los componentes de lo que considera la actual condición de un futuro que no llegó, pero que en realidad ya está entre nosotros. Hoy en día estamos frente a un mundo que está plagado de malas noticias y un país muy lastimado.

Gatto establece un hilo de diez puntos que expresan una visión general en la que podemos vernos como país:

1.- El dinero es tiempo. Plantea lo que ha pasado con el mundo del trabajo y las sociedades del riesgo y cómo el neoliberalismo ha producido una enorme precarización en las relaciones entre trabajo y capital. Los nuevos trabajos de las plataformas tienen terribles condiciones laborales.

2.- La política emancipatoria. A un poco más de 30 años de la caída del Muro de Berlín, ese acontecimiento ha generado “una suerte de muro contra el que choca la imaginación política”. La búsqueda por un mundo mejor está idealizada por el pasado que impide nuevas imaginaciones. El reto es ¿hacia dónde construir otras utopías que no sean una repetición del Siglo XX? Ese también es nuestro debate nacional.

3.- Las tecnoutopías. Los profetas del futuro están entre nosotros y en nuestro país sólo seguimos lo que nos ofrecen esos “creadores de mundos futuros (Steve Jobs, Elon Musk, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg)”. Redes, comercio, consumo en línea, autos eléctricos y tecnologías de un capitalismo de plataformas que nos domina y nos manipula.

4.- Predicciones algorítmicas. Shoshana Zuboff escribió un gran libro, La era del capitalismo de vigilancia, que hoy se impone como modelo de negocios con nuestros datos y nuestra información. Una de las tesis del libro ubica el problema como una nueva “colonización del poder”. Las benditas redes sociales (AMLO dixit), se han convertido en una selva de intereses oscuros e instrumentos de lucha por el poder.

5.- La nueva hegemonía y la geopolítica. La guerra comercial entre China y Estados Unidos, y la guerra de Rusia contra Ucrania, cambiaron el futuro, dice Gatto. En México vivimos los “horizontes geopolíticos” y sus consecuencias, pero en sentido negativo, como un país subordinado.

6.- Religión. Los viejos postulados de la modernidad para tener un mundo cada vez más secular, han tenido enormes resistencias frente a los avances de las nuevas religiones-negocios, que avanzan hacia posiciones con más poder, como lo vemos en Brasil con los evangélicos, y en México con el dos veces fracasado partido evangélico o la iglesia de la Luz del Mundo.

7.- Sobrevivencia. Los tiempos actuales y el futuro no se pueden entender sin ver de qué forma la pandemia nos ha colocado en una nueva condición de vulnerabilidad, que ha cambiado el presente y nos hemos vuelto sobrevivientes. Vamos hacia un futuro incierto, plagado de amenazas de seguridad y de violencias.

8.- La crisis climática. Ya circulan conceptos como antropoceno y capitaloceno para explicar el mundo actual; con ellos podemos entender los límites que nos impone la crisis climática, tanto para el desarrollo actual y futuro, como para nuestra vida cotidiana presente. Además, en México estamos retrasados en la materia, tanto en políticas públicas, como en la voluntad gubernamental de enfrentar los retos del calentamiento global. Por ejemplo, tenemos una grave sequía en el país.

9.- Los modelos de desarrollo. No sabemos si la crisis de 2008, y lo que vino después, frenaron a la globalización, pero se observa que en América Latina hay una lucha entre neoliberalismo y los nacionalismos populistas. Aquí con la 4T vivimos una etapa muy híbrida, entre discurso antineoliberal y reproducción de políticas neoliberales.

10.- El acontecimiento feminista. Las diferentes olas de este movimiento crecen y cada vez se vuelven más importantes y necesarias para enfrentar la violencia en contra de las mujeres, desde el patriarcado hasta el feminicidio. Este escenario es parte de nuestra tragedia como país. ¿Nos alcanzó el futuro?

Investigador del CIESAS.
@AzizNassif

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