De la poética urbana en los muros atrapé un día la sentencia: “Nuestros sueños no caben en sus urnas”. Hoy agregaría que tampoco nuestras inquietudes, urgencias y realidades parecen tener un espacio en las campañas electorales y en las plataformas de los partidos políticos.

Las campañas han tenido lugar en medio de la violencia y de un momento extraño, cuando la mayoría de la población mexicana todavía no está vacunada contra el Covid-19 . Sin embargo, como si nada, vimos verbenas, bailes y cantos en estados donde no hay agua o no han llegado todas las vacunas necesarias. Porras y música de antro frente a familias en duelo por la pérdida de un ser querido o en angustia por falta de trabajo . Consignas triunfalistas que pasan por alto el repunte de síntomas depresivos y de ansiedad en 30% de la población adulta del país (sin contar la que afecta a infancias y jóvenes) debido al distanciamiento social , el desempleo y la inseguridad. Toneladas de polietileno en pendones, mantas y lonas con rostros sonrientes impresos, en pleno llamado a la conciencia por la crisis climática en el mundo y cuando el océano insiste en convencernos de que es fuente de vida y no un basurero para el plástico. El recurso Tik Tok en busca de popularidad mientras asesinan, secuestran y amenazan a políticos cada día…

Para los partidos la gravedad de las consecuencias de la pandemia en el sector cultural también pasa inadvertida. Sugiero leer “Los partidos políticos y sus agendas culturales en campaña” que el analista Carlos Lara publica en Confabulario esta semana. Luego de revisar las plataformas de cada uno, advierte que Morena , el partido en el poder, se limitó a reproducir el discurso nacionalista de su campaña de hace tres años. El PT no tiene planes y el PVEM plantea otorgar tarjetas de descuento. La alianza PAN, PRI y PRD despliega un discurso más elaborado con propuestas más concretas como la reactivación del Fonca y el Fondo de Apoyo a Pueblos Mágicos. También reitera lo que venimos oyendo durante décadas. Que si el 1% del PIB debe destinarse a la cultura, que si la elaboración de catálogos de nuestro patrimonio (desde los años 90 existe ese clamor) …Y Movimiento Ciudadano ofrece, entre otras cosas, el rescate de fideicomisos y el impulso a reformas que garanticen los derechos laborales y de seguridad social para los trabajadores del sector cultural.

Inexistente una propuesta de apoyo post-pandemia a trabajadores del sector que siguen en espera de un pago o a colectivos independientes y empresas culturales que subsisten en la precariedad , una política pública que aliente la reactivación de la industria editorial , o considere un respaldo a librerías en quiebra. En las “agendas” no hay referencia a la situación en que sobreviven las artes escénicas (danza, teatro, música de concierto) o al estado de escuelas, museos y sitios arqueológicos cuyas labores de conservación e investigación resultaron tan golpeados después del confinamiento y la política de austeridad del gobierno. El desafío que enfrentan la industria audiovisual y la musical frente al poderío de las plataformas digitales ¿se contempla? Los diagnósticos están publicados por la UNAM ¿algún partido los consultó?

La distancia entre la realidad y los discursos es tan grande como la de nuestras inquietudes más urgentes y las campañas. Pero para que nuestros sueños quepan en las urnas, hay que abrirles el espacio. Y votar.

adriana.neneka@gmail.com