Mientras leo me asalta la certeza: “este libro me está contando a mí”. Pero también a la generación de mi madre y la de mis hijas. Es la historia reciente de este país y de la ciudad que habito, la de hoy y la que se fue, arqueología del espacio público y el privado, del cambio de vida en las familias, las calles, las infancias y las juventudes, la paternidad y las formas de maternar. Reconocemos las geografías transitadas, los libros que hemos leído, la música que nos ha nutrido, los diversos feminismos y las múltiples maneras de vivir la sexualidad y el cuerpo. Una escritora nos piensa, nos mete en su novela, somos parte de la trama, nos revela con verbos inéditos que eran urgentes para entendernos.

Rosa Beltrán se niega a aceptar que la narrativa de la violencia sea la que nos defina. Porque también somos historias, memoria, secretos, palabras en búsqueda de sentido. Durante mucho tiempo el mundo que leímos lo escribieron hombres. Y se normalizó ese punto de vista. Por eso, Radicales Libres forma parte de nuevas narrativas que nos están contando, en las que nos encontramos, nos escuchamos, nos vemos reflejadas, donde hay un lenguaje que nos nombra, escenas de un pasado común, un presente y un horizonte compartidos desde una mirada feminista. Ofrece un gran abanico de lecturas posibles. El poeta Julio Trujillo presentó el libro como “pieza de orfebrería”, lo comparó con El mundo de ayer de Stefan Zweig y recomendó su lectura a las y los jóvenes para que conozcan nuevas formas de ver el mundo a través de los ojos de mujeres libres, fuertes, inteligentes, y descubran cómo se ha transformado la sociedad mexicana a través de ellas.

Comenta la autora que llevaba tres años en la escritura de esta novela y que fue durante el confinamiento cuando encontró la voz y el tono. Veía a su hija a través del Zoom y supo que sería una madre la que le contaría a su hija la historia, la suya y la de su abuela, como legado, como catarsis, como registro del México desde los años 60 del siglo XX, hasta la pandemia, como una manera de entregarle lo que fuimos y lo que somos y de buscar respuesta a las preguntas: ¿Qué nos pasó? ¿En qué momento pasamos de las utopías a vivir en un thriller o novela gore? ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Por qué nos quedamos?

Radicales Libres abarca tres generaciones, desde las primeras mujeres que tomaron la píldora anticonceptiva, las que pudieron gestionar su propio cuerpo, una profesión, su vida sexual y laboral y una conciencia política y la de las jóvenes del movimiento MeToo, los diversos feminismos y las juventudes que optan por irse a otro país. Es también una honda reflexión sobre la libertad y la necesidad de los otros para sobrevivir. Y en medio del machismo normalizado, la generación de otras masculinidades posibles. El libro es un abrazo tan potente como la literatura de Rosa Beltrán, Premio Excelencia en las Letras “José Emilio Pacheco” 2022 que otorga la Universidad Autónoma de Yucatán.

Termina su café y dice: “Vivimos para registrar la memoria y la memoria está hecha de narrativas que son únicas. Nuestra historia, única, quizá le sirva a otro para sobrevivir, que diga yo pasé por eso, así sea una experiencia ficcionalizada. A mí me ha servido leer y releer las historias de otros para sobrevivir. La literatura como refugio y antídoto contra la desesperación. Ya vimos cómo la cultura, el arte y la lectura nos han salvado en la pandemia. Narrar eso que vivimos es darle sentido”.

adriana.neneka@gmail.com