Noviembre de 1983:

Directivos y trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia son golpeados por la policía cuando se manifiestan contra las obras de la Línea 8 del Metro en el Centro Histórico. La construcción del trazo Villa-Apatlaco, iniciada sin autorización del INAH, pone en riesgo a la Catedral Metropolitana y 60 monumentos más. Un centenar de arqueólogos, historiadores, restauradores, científicos y especialistas envían una carta de protesta al entonces presidente Miguel de la Madrid, y a Ramón Aguirre, regente del DF, porque las obras violan la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.

Abril de 2022: Más de 300 investigadores y científicos le envían una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador en la que piden que se detengan las obras del Tren Maya iniciadas sin Manifestación de Impacto Ambiental y sin una consulta genuina a las comunidades locales. Surge el colectivo “Sélvame del Tren”, en el que participan científicos, espeleólogos, buzas, biólogas, investigadores y gente del medio artístico. Y es que el nuevo trazo del Tramo 5 (Cancún-Tulúm) implica destrucción de la selva y peligro inminente para el gran acuífero maya, sus ríos subterráneos y cenotes y el patrimonio arqueológico, paleontológico y natural que albergan. El Presidente les llama “seudoambientalistas” y la Semarnat hace eco de la descalificación en un vergonzoso comunicado. La dirección del INAH guarda silencio. Días después, López Obrador los invita a dialogar con él en persona, pero les cancela el encuentro a última hora. El grupo invitado se presenta a las puertas de Palacio Nacional y da una conferencia de prensa para exponer sus argumentos. No están en contra del tren sino de la arbitrariedad con la que se llevan a cabo las obras pasando por alto las leyes ambientales, las comunidades, la vida natural y la biodiversidad. Hay otra manera posible de hacer las cosas. Tienen propuestas. Las han circulado por escrito y en videos.

Hace 39 años me tocó cubrir el conflicto de la Línea 8. Vi y escuché a los directivos del INAH solidarizarse con sus trabajadores, defender la herencia cultural con pasión y unirse a las protestas, colocar sellos de suspensión de obras en las calles del Centro Histórico. Finalmente (como ha documentado Judith Amador Tello, de Proceso) el INAH, amparado en la ley, logró detener las obras. Y actualmente la Línea 8 no cruza sino rodea, sin problemas, el Centro Histórico.

Casi 40 años después veo: un gobierno que se dice de “izquierda” comisiona al Ejército la ejecución de una obra que pasa por encima de la ley y del rico patrimonio cultural y natural de la selva maya. Pero le cierra la puerta a los ambientalistas, quienes optan por alzar la voz frente a Palacio Nacional en su lucha por evitar un ecocidio. Veo a los buzos José Urbina y Bernardette Carrión, a los espeleólogos Roberto Rojo y Tania Ramírez…Y a Camila Jaber, al micrófono, en defensa del acuífero maya mientras un hombre furibundo grita: “¡traidores a la patria!” ¿Traidores? Ella es la campeona nacional de apnea, tiene 25 años y ganó para México el primer lugar del concurso #CreateCOP26 en el marco de la Cumbre Mundial en Glasgow, Escocia, con su pieza Yo soy cenote.

La violencia verbal, una de las múltiples violencias que nos rodean, ha descendido del púlpito de Morena a la plaza pública con peligrosa velocidad. Y eso preocupa tanto como el silencio institucional.


adriana.neneka@gmail.com

Google News

TEMAS RELACIONADOS