Alfonso Durazo Montaño, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal, señala que en su estrategia contra los grupos criminales, México ha cerrado el paso a la hipocresía diplomática que caracterizó a su relación con Estados Unidos en la colaboración para enfrentar a la delincuencia organizada.

En entrevista con EL UNIVERSAL, advierte que las autoridades mexicanas tienen disposición abierta a colaborar sin reservas con Estados Unidos, pero reclaman de manera invariable respeto absoluto a la soberanía nacional.

En la víspera de concluir su encargo como cabeza del gabinete de Seguridad Nacional para ir en busca de la gubernatura de Sonora, Durazo Montaño acepta que en el operativo fallido para detener a Ovidio Guzmán —hijo del líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán— participaron agencias estadounidenses con intercambio de información y advierte que cualquier organismo internacional estaría obligado a entender las circunstancias que hicieron imposible lograr su captura.

En sus oficinas de avenida Constituyentes, hace notar que en ningún momento fue informado por autoridades de Estados Unidos sobre la detención del general Salvador Cienfuegos, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.

¿Cómo termina su gestión al frente de esta secretaría como cabeza del gabinete de Seguridad Nacional?

—Son casi dos años al frente de esta dependencia. Mi responsabilidad como secretario de Seguridad es la coordinación del gabinete en esa área, creo que esa responsabilidad se ha consolidado; el gabinete de seguridad es una instancia muy sólida, no sólo porque la encabeza el Presidente de la República, que ese hecho la fortalece y la caracteriza. También todos en el gabinete hemos materializado o traducido la visión del Presidente sobre la seguridad pública en instituciones y en instrumentos administrativos imprescindibles para que el gobierno de la República tenga capacidad para enfrentar a la criminalidad.

Por ejemplo, está la creación de la Guardia Nacional...

—Eso es lo más importante, la creación de la Guardia Nacional, pero está primero haber concluido el proceso de extinción de la Policía Federal. De los 18 mil elementos operativos de la Policía Federal y de la Gendarmería, que son instituciones extintas, 10 mil han pasado a retiro y 8 mil han cubierto rigurosos requisitos para llegar a la Guardia Nacional.

Iniciamos con 52 mil 500, no con 5 mil; 16 meses después la Guardia Nacional tiene 97 mil 832 elementos, continúa su proceso de crecimiento aún en el marco de la pandemia. Vamos a terminar el año con 105 mil o 110 mil, si sumamos la parte administrativa diría que vamos a terminar con 120 mil elementos el año y no modificamos la meta de contar con 150 mil elementos en 2021 y 200 mil elementos en 2024. Instituciones similares a la Guardia Nacional tienen un carácter centenario.

¿Para alcanzar el objetivo de ser un referente mundial tardaremos una generación?

—No podemos hablar de que crear una institución como ésta sea de un día para otro, es una hazaña burocrática lo que hemos logrado con la creación de la Guardia Nacional, pero es un proceso, tiene que pasar por un proceso de consolidación institucional permanente y de crecimiento también progresivo.

¿Qué le diría a los críticos que ven con la Guardia un avance en la militarización?

—Es muy fácil desde afuera criticar. Primero descalificaría a algunos de ellos porque estuvieron íntimamente vinculados a los intereses que se administraban desde la Policía Federal. Número dos, ¿de dónde salieron los primeros elementos de la Policía Federal Preventiva?, del Ejército, de la Marina, ¿es así?, ¿de dónde salieron los de la Gendarmería, los 5 mil elementos?, del Ejército, por una razón, porque por un lado hay urgencia de contar con oficiales capacitados, por otro lado, el adiestramiento lleva tiempo…

En las circunstancias en que recibimos el país, no le podíamos decir a la gente: ‘Espérame dos, tres, cuatro, cinco años’, teníamos que echar mano de aquello con lo que ya contaba el gobierno y fueron los agentes de la Policía Federal y de la Policía Naval.

En este proceso vemos incidentes con personal de la Guardia, el más reciente en Chihuahua, ¿qué pasa?

—No estamos exentos de que algún elemento cometa incluso un abuso, la diferencia es que hoy, nosotros, de inmediato ponemos a disposición de la autoridad correspondiente a los agentes presuntamente responsables, esto nunca había sucedido… si eventualmente sucediera un acto de esa naturaleza, no habrá aquí complicidad que los proteja.

¿Cuáles serían los momentos más difíciles de su gestión?

—Yo los llamaría momentos que ojalá no se hubiesen presentado, que me hubiese ahorrado: Tlahuelilpan, las tragedias de Minatitlán y Guanajuato, que fueron hechos de violencia, pues sacudieron a la opinión pública nacional y, por supuesto, el operativo fallido de Culiacán relacionado con Ovidio Guzmán, por supuesto la tragedia de Bavispe.

En el operativo de Culiacán, se tenía a un objetivo detenido y se libera. ¿No mancha su gestión al frente del gabinete de Seguridad?

—No podemos eludir la responsabilidad que implica, yo lo que puedo decir o reiterar, lo que en su momento expresó el secretario de la Defensa Nacional, en el sentido de reconocer que fue un operativo fallido, los integrantes del gabinete de seguridad no tuvimos conocimiento de ese operativo, el secretario de la Defensa fue ajeno al conocimiento de esa acción y hay una explicación; sin embargo, no hay justificación.

Había la posibilidad de encontrar a este objetivo en tres domicilios distintos que estaban siendo vigilados por mucho tiempo y que por meses… teniéndolo ahí a la vista, se precipitaron sin cumplir una serie de formalidades jurídicas. La primera, la básica, solicitar la orden de cateo, entonces entran a un domicilio y detienen a una persona y eso es una violación al debido proceso, es decir, nunca estuvo legalmente detenido, aunque físicamente le hayan puesto la mano encima, pero si se le hubiese llevado detenido, no hubiese durado más que un minuto ante las autoridades correspondientes, porque lo hubiesen puesto en libertad automática y como no se puede juzgar por el mismo motivo, hubiese casi quedado en la total impunidad.

¿En Culiacán participaron o colaboraron agencias extranjeras como la DEA?

—No, en el operativo no, en el intercambio de información sí y aprovecho para decirte que uno de los cambios en la estrategia de seguridad ha sido transparentar la colaboración internacional, no sólo con Estados Unidos, sino con todos los países, particularmente con el vecino del norte y con la Unión Europea, con quienes el intercambio de información es muy intenso, con la Unión Americana, por razones obvias y en virtud de la vecindad y del carácter transnacional de las organizaciones criminales de México.

Hemos transparentando, yo digo que hemos cerrado el paso a la hipocresía diplomática que caracterizó la colaboración entre México y Estados Unidos, nosotros tenemos una disposición abierta a colaborar, sin reservas, pero reclamando invariablemente un respeto absoluto a nuestra soberanía, eso no se hizo históricamente, hoy las cosas son distintas y no hacemos alarde de ello. Es algo que debe formar parte de la normalidad en la relación de ambos países, el respeto recíproco a la soberanía.

¿Este tema de Culiacán, no molestó a esas agencias?

—Lo ideal para todos hubiese sido que el operativo fuera exitoso. Así es que yo creo que cualquier agencia involucrada con el intercambio de información estaría obligada a entender las circunstancias que hicieron imposible el éxito del operativo.

En este tenor de colaboración México-Estados Unidos en materia de seguridad… pues detienen al general Cienfuegos, pareciera que ni el presidente López Obrador estaba enterado, ¿no les avisaron, no hubo intercambio, información? ¿Qué pasó?

—Voy a pedir su comprensión para omitir la respuesta.

¿No hubo ningún anticipo de información, algún alertamiento de que iban a detener al general Cienfuegos?

—No que yo tenga conocimiento, yo personalmente no tuve conocimiento de ese hecho.

¿Qué pasa con los grupos delincuenciales?, ¿es real esta reducción de los niveles de violencia en el país?

—Yo creo que en el país se ha cometido un error al pretender valorar los resultados de seguridad pública sobre la base de evaluar sólo el comportamiento de una variable, que es la del homicidio doloso, es sin duda el de mayor impacto… nosotros le damos seguimiento a 17 variables de la incidencia criminal, en 13 hay bajas sensibles, robo de vehículos, secuestro, robo a casa-habitación, asalto a transeúntes y robo a negocios, entre otros.

Eso por un lado, luego tenemos, según datos del Inegi, por primera vez en cuatro años, en 2019 hay una ligerísima baja, siempre han dicho que 2019 es el año más violento, fíjate, pues, hay contradictoriamente una ligerísima baja, que en un principio dijo el Inegi que eran 0.57% y ya corrige y dice que es 0.1%, lo corrige, pero es un ligerísimo quiebre.

¿Nos deja esto satisfechos?, por supuesto que no, pero el punto de inflexión sí es alentador y el hecho de haber roto la tendencia de crecimiento, que en algún momento entre 2016 y 2017 llegó a representar 30%, entre 17 y 18, 15%, y entre 18 y 19, menos 0.1%.

No hemos visto grandes detenciones de criminales...

—No se han visto grandes detenciones. Una parte de la estrategia de seguridad es la decisión de no empoderar mediáticamente a los grandes criminales, no queremos nosotros ser generadores de un Señor de los Cielos, un Chapo Guzmán, un Marro, de un Barbas o una Barbie, no queremos y no lo vamos a hacer.

Yo pude haberme hecho famoso con la detención de uno de ellos, José Antonio Yépez; sin embargo, sólo sacamos un tuit informando de la detención porque no queremos esa espectacularidad mediática que ha llevado a esos grandes criminales a convertirse en imágenes sociales a imitar, particularmente para los jóvenes. Dicho esto, te puedo informar que tenemos 599 detenciones relevantes.

Nosotros tomamos la decisión de ver a las organizaciones criminales como entes que operan bajo una lógica, la de corporaciones económicas que buscan maximizar las ganancias por las vías criminales; consecuentemente, en lugar de quitar la cabeza de una organización, que podría ser la de una empresa, ésta sigue funcionando si no le congelas sus cuentas, puede incluso funcionar hasta sin relevo y lo mismo le puede suceder a cualquier organización criminal.

El éxito en el combate al Cártel de Santa Rosa de Lima, no está sólo en la detención de José Antonio Yépez, sino en el combate a sus finanzas; en el gobierno de [Enrique] Peña Nieto, en el último año, se congelaron cuentas por 70 millones de pesos, nosotros tenemos 13 mil cuentas congeladas en lo que va del año y suman casi 8 mil millones de pesos, en esta tarea reconozco el trabajo de la Unidad de Inteligencia Financiera.

Ahora, secretario, Sonora...

—Bueno, la decisión la he compartido con el Presidente de la República, quien ha sido respetuoso de ella. Él no es un militante, qué bueno. El Mandatario ha decidido no meterse, pero al mismo tiempo te digo: no me mando solo, dependo política y administrativamente del Presidente. Consecuentemente he compartido esta decisión con él bajo la consideración de que a dos años de iniciado este gobierno se han construido los instrumentos o hemos dotado a partir del trabajo del gabinete de seguridad.

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