Después de que casi toda su familia y amigos fueran asesinados durante la ola de violencia en México en 2013, Daniel Hernández decidió emigrar a Estados Unidos para salvar su vida y generar ingresos para mantener a su madre al conseguir el sueño americano.

“No me quedaba de otra más que salir por la puerta trasera, dejar todo y nunca volver”, recordó en plática con EL UNIVERSAL. Así, sin un peso, pero con la ayuda de familiares que ya residían en territorio estadounidense, el joven de 29 años decidió transformar su vida.

Aunque hoy Daniel Hernández tiene dos negocios propios en Chicago, Illinois, en los que emplea a siete ciudadanos estadounidenses y cuenta con casi 300 mil seguidores en redes sociales por el éxito de su emprendimiento en estética canina, las circunstancias al llegar a Estados Unidos le pintaban diferente.

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“Desde el idioma, las costumbres, el color, es un proceso muy difícil llegar a otro país que no es el tuyo, pero dije: ‘A darle’, porque el peor intento es el que no se hace”, comentó.

Danny The Groomer pasó su primer día en Estados Unidos trabajando. Antes de ser una estrella de la estética canina, laboró en una lechería donde ordeñaba vacas, como partero de bovinos, gerente de una compañía de venta de metales y asistente dental.

A seis meses de haberse ido, su madre murió, entonces tomó la decisión de poner el doble de esfuerzo en su trabajo para salir adelante. Previamente, Daniel había trabajado como esteticista de perros en Ciudad Juárez y su experiencia previa lo llevó a ingresar a una franquicia de alta gama en este ámbito.

Dentro del negocio, Danny se dio cuenta de que sus habilidades eran superiores a las que otros trabajadores de la empresa ofrecían y, por su cuenta, empezó a hacer cortes, peinados y efectos estéticos a perros de raza con pedigree para que sus dueños notaran su servicio.

Cuando los clientes se percataron de que el trabajo de Daniel era superior a lo que el propio negocio brindaba, empezaron a hacerle solicitudes particulares de servicio para sus mascotas.

En ese momento, el mexicano decidió dar un salto y creó su página de Facebook para abrir su propia estética de mascotas.

Sin orientación publicitaria profesional, Danny hizo crecer sus redes sociales con la estrategia de compartir fotos y videos de cambios de look que hacía, algunos muy extravagantes.

En poco tiempo, un french poodle de talla grande, con las orejas y cabeza esponjosa, al que aplicó un tinte atigrado de colores, se hizo viral cuando mostró su transformación durante una caminata con Danny por las calles de Chicago.

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Asimismo, contenido multimedia de perritos que se negaban a bañarse, pero que en manos de Daniel Hernández caían rendidos por sus atenciones, atrajeron a miles de seguidores que en la pandemia apoyaron el sueño del joven de consolidar su negocio.

“Yo creo que no hay obstáculos, quiero que quienes vienen sepan que los ponemos nosotros mismos. El sueño americano no es venir a Estados Unidos a morir trabajando en situación irregular; acá aprendes inglés, te empleas, le echas ganas y te esfuerzas por cumplir tus sueños”, aseguró.

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