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M érida, Yuc.— Para José Vázquez Monzón, de 27 años, las redes sociales son una “maravilla tecnológica, pero también un peligro para muchos”, al haber vivido en carne propia el abuso de confianza y el fraude, precisamente por confiar en una persona que, bajo la promesa de una supuesta plaza en Pemex, le hizo comprar dos teléfonos celulares de 9 mil 500 pesos cada uno, incluyendo un servicio mensual de 500 pesos, para que finalmente se los quedara sin haber cumplido su ofrecimiento.

De paso, y en virtud de que el ofrecimiento de una plaza de trabajo en una paraestatal como es Pemex también sería un delito de orden federal, no pudo denunciar a su presunto defraudador y hoy, un año después, continúa pagando la deuda en la compañía telefónica en donde compró los aparatos.

Pepe Vázquez, como comúnmente le conocen sus amigos, se resignó únicamente a exhibir al defraudador, a quien identificó como Ricardo Alberto Cárdenas Betancourt en redes sociales, “para que otra gente no vuelva a caer en sus abusos”.

El joven relata que logró averiguar que esta persona al parecer es “un pájaro de cuenta”, pues descubrió que también defraudó a otra persona en la compra de un vehículo, y que recientemente se involucró en una asociación de enfermos de lupus en donde pretendía estafarlos, pero finalmente fue desenmascarado por Vázquez Monzón, quien impidió que los enfermos fueran otras víctimas de Cárdenas Betancourt.

Relató que al individuo lo conoció en Facebook y a través de esa red estableció contacto con él; éste le ofreció “una plaza de trabajo en Pemex” y bajo ese argumento le hizo adquirir dos celulares que tendría que utilizar supuestamente cuando obtuviera el empleo.

Días después, le pidió los aparatos telefónicos —según él— para configurarlos y que estuvieran listos para cuando ingresara a trabajar. Al paso del tiempo, Vázquez Monzón reconoce que fue muy ingenuo al caer en la trampa de una persona prácticamente desconocida, pero en descargo comentó: “Fue bastante hábil porque logró que en unas semanas me inspirara confianza”.

Dijo que cuando Cárdenas Betancourt lo invitó a trabajar en Pemex, incluso le recibió papeles personales para el supuesto trámite y después de haberle entregado los celulares no le volvió a contestar. Quiso demandarlo ante la Fiscalía General del Estado, pero un abogado le recomendó no hacerlo.

“Me dijo que yo tendría problemas al reconocer que iba a conseguir una plaza de Pemex de manera irregular, lo cual es un delito federal”, aseguró Vázquez Monzón.

Recurrió al Centro Estatal de Conciliación y logró ubicar a Cárdenas Betancourt e, incluso, acudió a la cita; ahí se comprometió a “pagar en abonos” el costo de los dos celulares, pero después de varios meses, se esfumó.

Ante ello, Vázquez Monzón decidió exhibir a esta persona en sus redes sociales para que “otras tantas gentes no sean sus víctimas como lo fui yo, porque se ve que es un estafador de profesión”.

Pepe es profesionista, se recibió de Ingeniero Civil y lo que más anhelaba era conseguir un empleo bien remunerado, por lo que —posiblemente— por ese interés resultó presa fácil de su defraudador.

Actualmente y en tanto puede lograr algo —porque no piensa dejar las cosas como están—, continúa pagando a la compañía telefónica mil 675 pesos mensuales más los 500 pesos de renta, aunque ya no tiene los aparatos, porque el plan de compra está a su nombre.

Encontró un empleo que le ha permitido enfrentar sus gastos y esta inesperada deuda que contrajo “por confiado”.

Destacó que “son lecciones de vida, con esto aprendió que no hay que confiar y que siempre es necesario saber con quién tratas”.

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