Familiares de personas indígenas desaparecidas de las comunidades binnizá, hñähñú, purépecha, nahua y tutunakú se manifestaron en la glorieta de las y los desaparecidos, con el propósito de hacer un llamado al gobierno para buscar a sus seres queridos.

Brígida Ricardo Matilde, de origen hñähñú, narró cómo se robaron a su hijo Geovanny Benites Ricardo, el 18 de octubre de 2006, a la edad de tres años, y tras este suceso lleva 17 años en su búsqueda.

Relató que el robo de su hijo fue en las inmediaciones de la Zona Rosa, lugar en el que se dedica al comercio. Brígida pidió al gobierno que haga algo al respecto; “estamos muertos en vida, no se imaginan el dolor que estamos sufriendo, ya basta de desaparecidos”.

En su oportunidad, Irma Pineda, poeta zapoteca, reiteró que dicho llamado se lleva a cabo puesto que el próximo 9 de agosto se conmemorará el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que estableció la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1994.

La poeta zapoteca señaló que “no hay en las fichas de búsqueda un rubro donde se pueda poner lengua, identidad, adscripción étnica o cultural. No hay un eje transversal o intercultural donde se diga eso de los desaparecidos.

La poeta enfatizó en la Glorieta de las y los desaparecidos, que los pueblos indígenas han resistido a la opresión del colonialismo, la pobreza, la discriminación. Se ha enfrentado a la opresión estatal, caciquil y la criminalización de los saberes ancestrales. La criminalización de los saberes ancestrales, el extractivismo de recursos, epistémicos y culturales.

Asimismo, en vísperas de dicha efeméride en conmemoración de los pueblos indígenas, la poeta dijo que también recordarán a Alexis Sánchez Cabanzo, Amafer Guzmán Cruz, Armando Guzmán Cruz, Francisco de Asís Manuel, Geova-nny Benites Ricardo, José de Jesús Guzmán Jiménez, Sergio Rivera Hernández, Solón Adenahuer Guzmán Cruz, Tomás Pérez Francisco, Venustiano Guzmán Cruz y Víctor Pineda Henestrosa, detenidos y desaparecidos entre 1974 y 2021. Alexis y Geovanny tenían tres años cuando se los llevaron.

Los familiares de personas indígenas señalaron que los procesos de búsqueda, verdad, justicia y no repetición se deben realizar acorde a la cosmovisión de los pueblos, no se trata sólo de formalidades sino del retejido de los rompimientos comunitarios.

Otro caso es el del señor Víctor Pineda Henestrosa, quien desapareció en 1978 en Juchitán, Oaxaca. Pineda se dedicaba a apoyar a los campesinos que defendían sus tierras, en la zona del Istmo de Tehuantepec en la que ahora se construye el tren interoceánico. Los testigos afirman que la última ocasión que vieron a Víctor fue en el centro de la ciudad de Juchitán. Pineda venía a bordo de un vocho rojo, se detuvo a hablar con unas personas y varios sujetos con uniforme militar y vestidos de civil lo metieron por la fuerza en la combi en la que se transportaban.

Irma Pineda refiere que también la lucha por el territorio-tierra es una disputa constante en la lógica capitalista que todo lo mercantiliza y frente a la racionalidad hegemónica que reduce a “usos y costumbres” nuestras formas de organización y construcción comunitaria, denunciaron los familiares.

En los rostros de personas de diferentes comunidades del país que colocaron en la glorieta de las y los desaparecidos se puede leer: “¿Dónde están?” en purépecha “¿Nánijtsi jarhasi?”; en binnizá, “¿Paraa nuucabe?” y en nahua, “¿kapa kati?”

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