Como una pantomima innecesaria, irrelevante y de puro rollo calificaron especialistas la firma del que protagonizaron el presidente Andrés Manuel López Obrador y los gobernadores de 30 entidades. Criticaron que no se haya incluido al Instituto Nacional Electoral (INE), el cual debería ser reconocido por todos los actores como el árbitro legítimo de la contienda electoral.

En entrevistas con el historiador José Antonio Crespo; el expresidente del extinto Instituto Federal Electoral (IFE), Luis Carlos Ugalde, y el integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, César Astudillo, coincidieron en que el acuerdo firmado en Palacio Nacional es irrelevante, puesto que a lo que llegaron ya está contenido en la Constitución y en las leyes vigentes.

“El pacto es redundante e irrelevante, están copiando una obligación que establece la ley, no se va a modificar absolutamente nada. Es pura retórica, rollo, palabrería, pérdida de tiempo, protagonismo y querer quitarle al INE su función central de ser el árbitro, es gravísimo que no se le convoque, porque además es el responsable”, consideró el expresidente del IFE, Ugalde Ramírez.

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Lo que se tendría que hacer para fortalecer el proceso electoral y generar un buen clima de cara al arranque de las campañas, porque el proceso inició desde septiembre pasado, sería que tanto el Presidente como los gobernadores actuaran con neutralidad, que el INE sea el árbitro real de la contienda, y sea reconocido por todos los actores, y que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) brinde certeza.

“Todo lo demás es una obviedad, porque estás obligado, no tienes que hacer un evento en Palacio Nacional”, agregó Ugalde Ramírez.

Para el historiador y académico del CIDE, José Antonio Crespo, “el documento que se firmó representa una tregua en el nivel de confrontación que se ha dado hasta el momento, pero también es el reconocimiento de que ni los mandatarios estatales ni el gobierno federal están cumpliendo lo que ya ordena la ley”.

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Al mismo tiempo es una estrategia política de López Obrador para atar de manos a quienes considera sus adversarios. Por lo pronto, reflexionó, podría, pero su duración se va a extender hasta que alguien haga trampa y otro más denuncie que se ha roto el acuerdo.

María Eugenia Valdés Vega, investigadora del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), cuya línea son los procesos electorales, padrón electoral y sistema político mexicano, calificó el acuerdo como un triunfo de la diplomacia interna y del presidente López Obrador.

A diferencia de otros esfuerzos que pudieran parecer comparables como el Pacto por México del sexenio de Enrique Peña Nieto, éste se logró entre los titulares de los poderes del Ejecutivo locales y federal, no de partidos políticos. Esto quiere decir, entre mandos formales, que están asentados a nivel local.

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Sin embargo, coincidió en que el pacto que se firmó ayer debió involucrar al INE como réferi de los procesos electorales.

César Astudillo recordó que a diferencia del Pacto por México, el que se firmó por la democracia no tiene implicaciones jurídicas directas, y se queda en la convocatoria del Mandatario federal.

“Todo esto ya está regulado y prohibido, pero el Presidente trae en su cabeza la idea del fraude electoral de toda la vida. Es una pantomima”, afirmó.