Hijo de migrantes mexicanos que cruzaron la frontera norte en busca de mejores oportunidades de vida, Marco López —exalcalde de Nogales, Arizona— soñaba de niño con ser policía, abogado y alcalde. En su juventud trabajó como plomero con su padre y ahora busca la nominación del Partido Demócrata para ser gobernador de Arizona, el estado que ha sido laboratorio de leyes y políticas antiinmigrantes y al que busca cambiarle el rostro en los comicios de 2022.

Defensor de la reforma migratoria, dice que es el único camino para frenar las muertes de mexicanos, centroamericanos y caribeños en la frontera entre México y Estados Unidos, y necesaria para fortalecer la economía estadunidense; confía en que el gobierno de Joe Biden logre los votos necesarios en el Congreso para aliviar la crisis humanitaria por este éxodo.

¿Quién es Marco López?

—Soy un migrante mexicano de 42 años, de padres, abuelos, cultura y tradiciones mexicanas, nací en México por un tema de economía. Mis padres vivían en Nogales, Arizona, pero el parto costaba ahí más de mil 500 dólares y en Nogales, Sonora, como 400 dólares. Así que mi madre cruzó la frontera de regreso a México, nací y al siguiente día volvimos a casa. En esos tiempos cruzar la frontera no era complicado. De hecho, en mi niñez íbamos tres o cuatro veces a la semana a visitar a los abuelos a Sonora.

¿Con qué soñaba el niño Marco López?

—De niño soñaba con ser policía o abogado, pero una vez mi mamá nos llevó al parque del ayuntamiento y me dijo que ahí trabajaba el alcalde. Yo le pregunté qué era un alcalde y ella me explicó que es quien pone al jefe de policía, al de los bomberos. De ahí le dije a mi mamá, entonces no quiero ser policía, yo quiero ser el que pone al jefe de la policía y es cuando empecé a pensar que para ser eso tenía que estudiar para abogado.

Ya durante la adolescencia y juventud trabajé durante los veranos cuando estaba de vacaciones lo mismo como ayudante de plomero con mi padre, que en la tienda de dulces de mi madre, pero en 1992, durante la campaña al Congreso federal conocí al congresista hispano Ed Pastor. Por azares del destino faltó un camarógrafo en la televisora local y me llamaron para tomar la cámara y hacer la entrevista con el candidato. Ahí inicié el contacto con la política.

¿Qué estudió?

—Cumplí mi sueño de ser abogado. Me gradué en la Universidad de Arizona, primera generación en mi familia que tuvimos la oportunidad de ir al colegio. Es cuando me empiezo a dar cuenta, después de haber participado en la campaña del vicepresidente Al Gore, de la dinámica en ciudades que tienen más progreso, son centros urbanos con mucha estabilidad política.

¿Cómo empezó su vida en la política de Estados Unidos?

—Saliendo de la preparatoria concursé, a los 17 años, por una estancia de seis meses en Washington. A los 21 años formé parte del personal de la Casa Blanca, donde se me asignó el trabajo de preparación anticipada de viajes para el vicepresidente Al Gore.

Ese mismo año gané la elección como alcalde de Nogales, Arizona. El más joven de Estados Unidos. Inicié en enero de 2001 a los 22 años. Al cargo renuncié tres años más tarde para aceptar el nombramiento como director Ejecutivo de la Comisión Sonora-Arizona bajo el mando de la entonces gobernadora Janet Napolitano.

¿Cómo fue la experiencia de vivir en Arizona en tiempos de la Ley SB1070?

—En 2009 se vivió una tragedia en Arizona, con la gobernadora republicana Jan Brewer, que era una persona no muy brillante y que buscaba la ruta para reelegirse más fácilmente y decide que va por el odio, la división contra los migrantes. Ese fue el origen de la SB1070 que criminalizó a los migrantes, estrategia que le funcionó y es cuando empieza la división y el odio que ahora vemos día con día, lo vemos manifestado en candidatos republicanos federales, estatales y locales buscando esa división.

¿Arizona es el estado más antiinmigrante?

—No lo creo, muchos estados del norte son más, pero en Arizona si bien no fue la primera ley o política antiinmigrante, sí fue donde nació la Ley SB1070 sumado a otras políticas como la del alguacil de Maricopa, Joe Arpaio, de criminalizar, encarcelar y denigrar a los migrantes, todo ello con la misma estrategia de sembrar odio, miedo, división en la comunidad, diciendo que los hispanos están creciendo en Arizona, que les van a quitar empleos, que traen el coronavirus y más mentiras que les han funcionado.

Arizona fue un laboratorio para las campañas del Partido Republicano y fue la punta de lanza para campañas como la de Trump en contra de los migrantes.

Aunque la SB1079 está muerta porque la Corte federal la declaró inválida, sus secuelas aún se mantienen, por eso es importante seguir derrotando esas políticas antiinmigrantes y racistas, pero no hay un sentimiento antimexicano, empezó como antiinmigrante, pero es antihispano como consecuencia de todas estas políticas nefastas de querer culpar de todo a los migrantes.

El demócrata indica que las próximas elecciones en Arizona son la oportunidad de cambiarle el rostro al estado: “Que nuestra propia comunidad se levante y diga esto ya no más, que no sea un estado antiinmigrante, terminar con ese primer instinto de los candidatos republicanos, que es la división y el odio”.

Dice que Arizona, aun con toda esta tradición y la política republicana contra los inmigrantes, fue escenario del triunfo en las pasadas elecciones de Biden, donde aventajó con más de 10 mil votos a Trump gracias al voto de los hispanos.

¿Qué hará Marco López si gana la gubernatura?

—Como gobernador, de ganar la elección, empujaré para que el gobierno federal tome las medidas para resolver el problema migratorio. Es algo que el país necesita incluso económicamente para poder seguir incrementando la base de empleo y tener los trabajadores para que esta economía pueda seguir fuerte. Es lo que tenemos que lograr y a lo mejor este presidente sí lo entiende y logra sumar los votos para hacerlo realidad.

De ganar, Marco López, se convertiría en el segundo gobernador de origen mexicano. El primero, en 1974, fue Raúl Castro, de origen sonorense, de Cananea, quien cruzó por Douglas e hizo su carrera legal como procurador y ganó la gubernatura en 1974.

¿Es necesaria la reforma migratoria en Estados Unidos?

—De las cosas que tenemos claras es que se tiene que encontrar solución a los temas migratorio y de asilo, que son dos vías que se tienen que manejar de manera diferente. A México y a los migrantes les urge una reforma migratoria, pero también a Estados Unidos para fortalecer la economía. En 2010, el gobierno federal tuvo la oportunidad de llegar a un acuerdo en la materia, pero los votos no se dieron por parte del Partido Republicano para poder pasar esa ley que ayudaría a reformar todo el sistema, desde los niños que llegaron, los dreamers y que ahora están reconocidos con un aval o protección para no ser deportados.

¿Confía en que se aprobará en este gobierno?

—El sistema de 1984 no se ha actualizado, lo cual causa que las personas busquen darle la vuelta al sistema que requiere que estés en espera varios años dependiendo del país de dónde vienen, no dando oportunidades a esa gente en sus países para trabajar o estudiar o que por inseguridad o violencia emigran a EU. Creo que debe haber una reforma migratoria en este gobierno. Ojalá que antes de fin de año se logren los votos necesarios para poder concretarla en Washington.

Desde una de las fronteras más peligrosas del mundo, la de Arizona-Sonora, con miles de migrantes que mueren en el desierto cada año, López reconoce que las cosas tienen que cambiar y buscará desde la gubernatura seguir empujando reformas para encontrar una solución, lo que incluye el tema del asilo.

¿A más de un año de las elecciones, cómo ve el panorama?

—Las elecciones en Arizona se realizarán el 8 de noviembre de 2022. Empezamos la campaña en marzo, ya llevamos casi siete meses y en 10 meses es la elección interna. Hay dos precandidatos más, ninguno del sector privado o público con experiencia de gobierno. Soy el único hispano y migrante en todo el país que busca el cargo de gobernador. Tenemos una gran oportunidad y creo que la gente lo va a decidir.

Es la gran oportunidad para Arizona, que es un estado en transición, donde la comunidad hispana sigue creciendo de manera importante.

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