“Una de las más bellas películas que han sido producidas en México”, fue la frase que EL UNIVERSAL utilizó para describir Macario, dirigida por Roberto Gavaldón. El estreno de la cinta fue el 9 de junio de 1960 en las salas mexicanas, con un sinfín de críticas positivas.

Gavaldón y Emilio Carballido se encargaron del guion para la cinta. La historia se inspiró en el libro homónimo de B. Traven, escritor que inventó su propia vida y nunca confirmó su identidad.

López Tarso encarnó a Macario, un leñador de tiempos coloniales, quien se ganó un don después de que él, a pesar de su hambre, le cedió la mitad de su pavo a la muerte. Así podía salvar a los enfermos de cualquier mal dándoles de beber un poco del agua curativa que le fue entregada y la señal de que los enfermos vivirían era que la huesuda no se parara en la cabecera de la cama.

Fue la presentación en el cine para la actriz Pina Pellicer y uno de los primeros éxitos en la carrera del legendario López Tarso.

EL UNIVERSAL tuvo las primeras impresiones. En uno de los artículos de El Duende Filmo, publicado el 25 de abril de 1960, se denominó a la película como un “cuento bellamente expresado en imágenes hermosas; un poema dulce y sentimental que deja una honda impresión”.

La obra maestra de Gavaldón fue candidata perfecta para los festivales internacionales de cine. Entre la impecable fotografía de Gabriel Figueroa y toda la dramática maquinaria de actores y guionistas, la cinta Macario tenía grandes motivos para destacar.

Se estrenó con bombo y platillo en el cine Alameda. Debido a su gran recibimiento en Cannes, la exhibición de Macario en salas de México fue noticia. Su estreno se pactó para el 2 de junio de 1960 en el cine Alameda del Centro Histórico, pero como La estrella vacía —cinta protagonizada por María Félix y el mismo López Tarso— tenía buena asistencia en ese recinto, tardó una semana más.

Macario se exhibió con una gran campaña de publicidad en los diarios. Para su décima semana de funciones, la cinta rompió el récord de asistencia y recaudación, alcanzó los 2 millones 500 mil pesos en taquilla, algo nunca antes visto en los 24 años de operaciones del cine capitalino.

La película de Clasa Films tuvo 14 semanas de rotundo éxito en el Alameda y permaneció en su cartelera hasta el 15 de septiembre de 1960. Para comienzos de ese mes, inició su presentación en el cine Ópera y compartió funciones con la cinta de Silvia Pinal, La vida tiene 3 días.

La racha de reconocimientos quedó coronada con la nominación a los Premios de la Academia en la categoría de Mejor Película Extranjera. Macario fue la primera cinta mexicana en recibir tal mención, aunque la ganadora de ese año fue El Manantial de la Doncella de Bergman.

Macario mantuvo encendida su vela en la memoria artística de México por su guion, actores y música que hicieron excelente combinación, por lo que aún se le considera un poema cinematográfico y una de las mejores películas nacionales.

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