Luego de que un tribunal en Estados Unidos determinó que Genaro García Luna, extitular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), es culpable de cinco cargos que se le imputan en aquel país, expertos en seguridad e internacionalistas consideraron que esto evidencia que en México existe un narcoestado .

Sustentan lo anterior en que México lleva un récord negativo y ejemplifican con el caso del exfiscal general de Nayarit Édgar Veytia, alias El Diablo, y de García Luna, funcionarios que fueron sentenciados en EU por estar ligados al narcotráfico.

Yuriria Rodríguez Castro , especialista en prevención del terrorismo transnacional en México, destaca que “el país es un narcoestado porque ha perdido el uso legítimo de la fuerza y herramientas de justicia, y donde todo lo que ocurre tiene que ver con el narcotráfico”.

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Señala que el caso en contra del exfuncionario de la SSP es la demostración de que sólo se llega a la justicia en México a través de las leyes de otros países, así como en los procesos judiciales , lo cual es grave.

“Es un llamado de atención no sólo para los gobiernos anteriores de México, también para la presente gestión que, de alguna manera, había ofrecido poder juzgar a estos personajes y no ha hecho absolutamente nada”, asegura la doctora en Ciencias Penales y Política Criminal.

Juan Manuel Aguilar Antonio, internacionalista e integrante del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede), coincide en que el país es un narcoestado y refleja una imagen de corrupción.

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“La colusión de la corrupción de las instancias de alto nivel del gobierno federal están relacionadas con el crimen organizado, como fue el caso de García Luna, entonces, si hablamos de un Estado que es corrupto, incluso se podría pensar que alcanza el nivel del expresidente Felipe Calderón y se queda como un narcoestado, porque precisamente la teoría de la resolución vinculada al veredicto del jurado de las 12 personas es que García Luna operaba para las dos facciones del Cártel de Sinaloa. La afectación es muy fuerte en el ámbito de la debilidad del Estado”, subraya.

Lilian Chapa Koloffon, investigadora senior de World Justice Project (WJP), asegura que los periodos de García Luna fueron marcados con esta sentencia como un Estado corrupto y el narcotráfico funciona en la medida en la que el Estado lo permite.

La internacionalista Arlene Ramírez Uresti aseguró que Estados Unidos tiene una lectura de México como un Estado en el que ha proliferado el crimen organizado transnacional.

“Esta resolución no sólo daña la imagen de México, también de rebote pone en entredicho la eficiencia de los mecanismos de cooperación de Estados Unidos para combatir este tipo de actividades”, remarca.

Señala que todo eso pone en la mesa de debate qué tanta facilidad tiene una persona en un cargo público en el gobierno de México para poder no sólo evadir, más bien continuar en la impunidad tiempo después, cuando se supone que existen filtros y controles en Estados Unidos.

“Evidentemente dentro del marco de un Estado fallido, podríamos asumir que México es un narcoestado cuando hay no sólo la oportunidad de operación, más bien la vinculación abierta para poner candidatos y tener carta abierta para la operación, es un narcoestado que ya evolucionó a un Estado fallido”, dice.

Alejandro Hope, analista de seguridad, expone que un narcoestado tiene características específicas y casi convoca a una invasión: “El gobierno de Estados Unidos dejó claro que la política exterior la fija la Administración de Control de Drogas (DEA), y que la imagen de México queda como un país que es corrupto y esa es pintada por una agencia profundamente corrupta.

“Acaban de correr al representante de la DEA, Nicholas Palmeri, por rentar una casa y reunirse con narcoabogados ”, dijo.

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