La infiltración de la en la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, y la utilización del grueso de los normalistas en actividades criminales a través de líderes estudiantiles está expuesta desde el 28 de noviembre de 2018 en la recomendación del caso Iguala de la anterior administración de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

“La Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa y su comunidad académica no pudo sustraerse, como no lo ha podido hacer ningún sector ni estrato social, a la acción de los grupos criminales, señaladamente los dedicados al tráfico ilícito de drogas, señala en su extensa investigación la comisión.

Destaca que en el expediente de la investigación de la CNDH se encuentra agregada información y documentación en la que directa o indirectamente se involucra a alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa o a familiares de ellos, bajo diversos esquemas, en cuestiones relacionadas con el narcotráfico.

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De acuerdo con la investigación, uno de los 43 normalistas desaparecidos, Bernardo Flores Alcaraz, El Cochiloco, quien fungía como secretario del Comité de Lucha del Comité Estudiantil de la Normal de Ayotzinapa, le comentó a uno de sus compañeros que él y su papá se dedicaban a sembrar amapola, que de eso vivían igual que muchas personas en el pueblo.

Menciona que en su declaración ministerial uno de los responsables de la desaparición de los normalistas e integrante del Cártel Guerreros Unidos, Jonathan Osorio Cortés, El Jona, aseguró que algunos de los estudiantes que tenían retenidos señalaban a El Cochiloco como integrante del Cártel de Los Rojos.

“El Jona también mencionó que otros alumnos empezaron a decir que entre ellos había un hombre de apodo El Cochiloco, que estaba vivo y que era quien venía al frente de los muchachos, que eran estudiantes de Ayotzinapa, que El Cochiloco era “de Los Rojos” y que estaba asociado con el director de la Normal Rural de Ayotzinapa, que los obligaba a hacer cosas que no querían.

“El Jona comentó que además de identificar a El Cochiloco, los alumnos mencionaron la presencia de otro infiltrado de Los Rojos, que decía era al parecer policía”, se agrega en la investigación que fue coordinada por José Larrieta, quien dirigió la Oficina Especial del caso Iguala, desaparecida por la actual titular de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra.

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También señala que el actual diputado federal de Morena, Manuel Vázquez Arellano, reconoció que su hermano trabajaba para la organización de Los Rojos” y que fue asesinado el 1 de junio de 2014.

“Justificó a su hermano señalando que, por falta de oportunidades, los jóvenes se alquilan con el crimen organizado y que eso sucede en varias partes del país. Señaló que, a falta de trabajo, los jóvenes se alquilan para trabajar en el cultivo de amapola”, cita el documento.

En la indagación, de más de 2 mil 100 hojas, también se señala a David Flores Maldonado, La Parka, quien hasta hace unos meses trabajaba en la Secretaría de Educación Pública y en 2014 era secretario general de Comité de Base Estudiantil, como uno de los que ejercía el control de drogas en el plantel.

“La Parka y dos grupos de normalistas cercanos a él identificados como Los Pachecos, ejercían el control del tráfico de drogas en el interior de la escuela normal. Como lo dijo un estudiante: ‘En la normal todo esto era conocido por todos, pero nadie decía ni hacía nada para solucionar este grave mal’”, agrega la investigación.

Expone que quienes ejercen el control del tráfico de drogas en el interior de la normal, les invitan a los demás normalistas, marihuana y cocaína para engancharlos y después vendérsela.

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“Les dicen que con darse un ‘jale’, esto es, drogándose, se les ‘bajaba’ la borrachera y, además, ‘les daba fuerza para realizar sus actividades’. Con pesar, el testigo normalista manifestó: ‘Es triste decirlo, pero aproximadamente 70% de la población estudiantil de la normal se droga, ya sea con marihuana o con cocaína”, confirma.