Paraíso, Tab.— La calle principal está llena de arena. Camiones con maquinaria moderna y pesada, casi del tamaño de una casa, entran y salen. Un grupo de trabajadores pinta de color amarillo las guarniciones de banquetas, una barredora lanza un polvo que empaniza los autos. Adentro, una cuadrilla limpia vidrios de oficinas administrativas.

Así se vivieron las horas previas al arribo del presidente quien este viernes inaugurará la primera etapa de la refinería Olmeca, obra de infraestructura emblemática de su administración, con la cual busca la soberanía energética y que México produzca sus propias gasolinas.

Al interior de la reja perimetral los equipos de limpieza redoblan esfuerzos para recibir al titular del Ejecutivo, su gabinete e invitados especiales, como las corcholatas presidenciales.

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Así, con overoles y cascos naranja, usaban cubetas, trapos, escobas y trapeadores para dejar relucientes pisos y ventanales de las oficinas administrativas de esta planta, la primera construida desde hace más de 40 años en el país. A un lado, en la explanada se ha colocado una gigantesca carpa donde el Presidente inaugurará la primera etapa y dará un mensaje a la nación con motivo del cuarto aniversario de su triunfo en las urnas.

Un elemento de la Marina nos indica que hasta la señal de no estacionarse —a unos 20 metros de la entrada— pueden acercarse los representantes de los medios de comunicación.

“No tienen autorización”, dijo con recelo, pues forma parte de un grupo de marinos y soldados del Ejército que resguardan la que oficialmente será la séptima refinería y por tanto instalación estratégica bajo resguardo de las Fuerzas Armadas.

A las 14:00 hacía un calor infernal, 31 grados centígrados, pero en el trópico tabasqueño con la humedad la sensación es de 45, lo que hace chorrear sudor y dejar los overoles empapados.

Pese al clima, el secretario particular del Presidente, Alejandro Esquer Verdugo, supervisó el ensayo de la ceremonia junto a cuatro columnas en las que se lee: Independencia, Reforma, Revolución y Cuarta Transformación.

En los trabajadores privan dos ambientes: uno el de la alegría porque saben que cumplieron con la tarea y el otro, el de la incertidumbre pues saben que al terminar su misión no todos se quedarán a trabajar en la refinería Olmeca y tendrán que emigrar a donde haya una fuente laboral.

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Elías Alamina Trinidad dijo ser originario de Reforma, Chiapas, es maestro albañil y por casi dos años trabajó en la refinería desde era “puro manglar” hasta verla completada en 80%.

“Esperemos que sea una buena obra, que ayude a la economía y al precio de las gasolinas”, comentó; agregó que en las últimas semanas con sus compañeros hizo limpieza de la planta.

Sonriente, la ingeniera topógrafa Tania Álvarez, egresada del IPN y originaria de la Ciudad de México, dijo que colaboró en la preparación de los suelos para edificar la refinería, y podrá seguir trabajando en Dos Bocas.

“Me siento muy orgullosa por haber trabajado en una obra de esta magnitud, no cualquiera esta aquí trabajando... y muy orgullosa de que este proyecto esté hecho con manos mexicanas”.

Así, mientras continúan entrando camiones, pipas y grúas de gran tonelaje, se le da su última “enchulada” a la refinería Olmeca, la séptima del Sistema de Refinación Nacional, promesa de campaña, que este viernes todavía no comenzará a producir gasolinas, pero se espera que algún día bajen de precio….

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