Ante la indefinición de la asistencia del presidente Andrés Manuel López Obrador a la Cumbre de las Américas, especialistas opinaron que será un “incidente ríspido”, pero no impactará en temas prioritarios de la agenda bilateral.

El analista en política internacional, Gabriel Guerra, señaló que la cooperación sigue siendo importante ante ambas naciones, pese al desacuerdo en las invitaciones al encuentro.

“Más que un conflicto, creo que provocará un incidente ríspido, pero salvable porque hay otras prioridades en la relación; la migración es la principal y el apoyo mexicano a Biden en ese aspecto sigue siendo fundamental para Estados Unidos”, expuso.

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“No veo una afectación de largo plazo, porque además esta edición de la cumbre nació con mala estrella; muy poco sustantivo en la agenda y las prioridades de Estados Unidos están claramente en otros lados”, subrayó.

Explicó que el Mandatario está consciente de que “tiene más cartas, además de que su posicionamiento le sirve como bandera en un sector de Latinoamérica que tiende a la izquierda.

“La prueba de ello es que estamos a menos de dos semanas y nadie tiene claro cuál es el objetivo concreto, más allá de cubrir el expediente y poder decir que se realizó”, comentó.

Recordó que esta edición de la cumbre es distinta a otras recientes, donde sí se incluyó a Cuba. La razón, dijo, quizá sea por políticas internas del gobierno estadounidense, en las que también excluyó a Nicaragua y Venezuela.

“La postura de México en torno al embargo comercial y bloqueo económico y político contra Cuba ha sido siempre la misma: no a las sanciones, no a la exclusión, pero ahora el Presidente decidió subirle el volumen y hacer de esto un asunto mayor”, dijo.

Aclaró que el Jefe del Ejecutivo no va solo en esta postura, sino que varios países la comparten, pues el asunto de fondo es la inclusión de Cuba en la región.

Este viernes, el Mandatario dijo que esperará a que se envíen todas las invitaciones a la Cumbre de las Américas para definir si asiste o no, aunque mantuvo su postura de que sean incluidos todos los países del continente.

En caso de declinar la invitación, México sería representado por el canciller Marcelo Ebrard.

En opinión de Aribel Contreras, analista de asuntos globales, la relación bilateral va más allá de la cumbre, aunque sienta “una vuelta a la página”.

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“Es una forma de continuar con estos nuevos tintes que hemos venido viendo sobre la interpretación de los principios normativos de la política exterior de México, donde pareciera que a veces a modo se interpreta lo que es la no intervención, según el país que se trate se defiende o no la defensa de la democracia y los derechos humanos”, planteó.

“Siempre hemos estado en una montaña rusa en la relación, con coincidencias, con diferencias, este caso no es la excepción. Seguramente en la Casa Blanca siguen con gran preocupación el hecho de cómo se desarrollará la cumbre, dados los grandes boquetes que tiene Washington en su política exterior”, explicó.

Dijo que Estados Unidos buscará minimizar el impacto mediático del posicionamiento de México, ya que la inclusión puede ser un tema en el encuentro.

Por su parte, Arlene Ramírez Uresti, doctora en Relaciones Internacionales, expuso que sería una decisión desafortunada si el Presidente se ausenta de la Cumbre de las Américas porque México necesita apuntalar su relación con Estados Unidos.

Entre los temas pendientes entre ambas naciones mencionó que se encuentran el control de armas, la migración, la seguridad y el T-MEC.

“Es un posicionamiento que muy alejado de la no intervención, le da un espaldarazo a regímenes que han ido en contra de las convenciones interamericanas de derechos humanos y del respeto a derechos civiles, democráticos y políticos en muchos países”, apuntó.

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