La reubicación de miles de venados cola blanca es un proceso complejo y las autoridades deben garantizar el bienestar de cada ejemplar, consideraron especialistas al advertir que ni el Ejército, ni la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) o la Secretaría de Medio Ambiente cuentan con la capacidad para trasladar a todos los animales.
Juan Carlos Lara Delgadillo, abogado del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), expresó que para trasladar a ejemplares de este tipo son necesarios corrales individuales, en este caso cientos; sin embargo, las autoridades no tienen la capacidad suficiente para una reubicación de esta magnitud.
“La Profepa no tiene esas capacidades y difícilmente alguna otra empresa va a tener la suficiente capacidad para contener más de 100 venados. Esto generalmente se hace con uno o hasta 10 ejemplares. Los pueden someter a un estrés excesivo, porque ya que los tienen sedados luego les tienen que inyectar otra sustancia para levantarlos. Será un desgaste tremendo para los animales”, indicó.
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En entrevista, dijo que cuando se hacen ese tipo de contenciones, lo primero que se debe buscar es que el animal no esté bajo un estrés excesivo, porque una contención puede afectar su ritmo cardíaco y puede haber una muerte súbita.
El experto señaló que hay dos tipos de contención de vida silvestre: una es a través de trampas donde se establecen cercos dependiendo del tipo de animal del que se trate. En este caso, que son venados en vida silvestre, su contención es más compleja, porque suelen ser bastante nerviosos y no tienen acercamiento a humanos.
La contención química, a través de una inyección (tranquilizantes con dardos o pistolas de CO2), es lo ideal para los ejemplares que están en las inmediaciones de los aeropuertos. Las autoridades pueden disparar a larga distancia para que no se encuentren ante la presencia del ser humano y así evitar que se estresen.
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Lara Delgadillo enfatizó que se debe evaluar si lo mejor es hacer una contención, reconducirlos hacia otra zona o poner cercos para evitar que crucen hacia las pistas y entren a los aeropuertos. En el caso del aeropuerto de Palenque, donde hubo un avistamiento de más de 2 mil ejemplares, lo mejor es encontrar un ecosistema que facilite su reproducción y vivan armónicamente.
“Tiene que pasar por un estudio espacial para saber cómo conducir a esos animales hacia otro lugar y saber si las condiciones son las adecuadas, porque obviamente si los acercan a zonas urbanas los van a condenar a muerte. Habrá casos en los que a lo mejor sea lo ideal tener cercos y orientarlos y otros donde se tienen que trasladar”, indicó.
Así, las autoridades tienen la obligación de trasladar y liberarlos nuevamente a la naturaleza o a una Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre, mejor conocidos como UMA o a Predios o Instalación que Maneja Vida Silvestre (PiMVS) como pueden ser zoológicos o granjas.
Mientras que Guillermo D' Christy, activista, consultor e integrante del colectivo Sélvame del Tren, indicó que esta reubicación debe hacerse con base en un manifiesto de impacto ambiental, con supervisión de la Profepa y la Semarnat. “El Ejército no está capacitado para mover fauna silvestre”, dijo.
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