“Aquí en México la persecución por parte de Migración es como si uno fuera un delincuente o peor; en ningún país nos tratan así”, dice Aldemar, migrante venezolano desde el punto medio del cruce de rieles de La Bestia, bajo un intenso sol, y cargando en una mochila lo último que le queda tras salir de su país, mientras camionetas del Instituto Nacional de Migración (INM) le impiden avanzar a él y al grupo con el que caminaba.

La madrugada del jueves, más de 2 mil migrantes lograron “montar” varios vagones del tren que los ayuda a avanzar para llegar a Estados Unidos. Los grupos de familias enteras, madres solteras con niños en brazos, y algunos que viajan solos, continúan llegando, sin conocer realmente por dónde pasa el tren y hasta dónde los llevará.

EL UNIVERSAL recorrió El Basurero, ubicado entre los municipios de Huehuetoca y Tequixquiac, que se ha convertido en el tramo más complicado para las personas en movilidad que ven sus sueños pasar en un tren con dirección a Ciudad Juárez. Los ferrocarriles de carga de la empresa Ferromex hacen una breve parada y es ahí donde los migrantes, en su mayoría venezolanos, aprovecharán para subirse a lo más alto para continuar con su travesía al país del norte.

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Pero durante el día un fuerte despliegue del Instituto Nacional de Migración ahuyentó a los migrantes de las vías ferroviarias, algunos se escondieron entre la maleza, pero otros se regresaron hasta el poblado más cercano porque los elementos los iban cercando.

“Nosotros no queremos quedarnos en México, déjenos avanzar. La policía no nos quiere dejar ir”, dice Leidys mientras sale de los arbustos donde lograron esconderse ella y su familia luego de que elementos de Migración los amenazaran diciéndoles que si los veían subirse al tren o cerca de las vías los deportarían.

Tras la suspensión de 60 trenes de la empresa Ferromex de Grupo México, el Instituto Nacional de Migración propuso fortalecer los despliegues de elementos, que hasta las 15:00 horas, al menos en esta zona de vías se registró la presencia de aproximadamente 100, apoyados por la Guardia Nacional y por la Policía Estatal.

“Corruptos es poca la palabra, esos son los verdaderos delincuentes, pero como tienen uniforme pasan desapercibidos, los delincuentes son ellos los de Migración”, denuncia Aldemar, quien añade que los elementos del INM les piden cuota para dejarlos avanzar.

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Para ellos, La Bestia, como llaman a este transporte, es la única forma que les queda para cruzar el territorio nacional, porque no les ha quedado dinero para pagar otra vía de transporte debido a las cuotas que piden las corporaciones de seguridad en diferentes municipios y estados.

Leidys logró subir con su esposo y su hija hasta la una de la madrugada, su grupo continúa el camino hacia el norte por el gran sueño y dejando atrás la pobreza de Venezuela, y con una mochila llena de esperanzas por un futuro mejor.

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