Pablo Moreno Franco

es especialista en Cuidados Intensivos de la Clínica Mayo y coautor del modelo “cuantificar la importancia de la para el panorama futuro”. Ese modelo considera tres escenarios: uno donde no hay vacunas disponibles; otro donde se vacuna no más del 30% de la población y otro con 75% de la población vacunada. Con este último, los casos disminuyen de tal forma que, en los hechos, podría hablarse de que el virus fue derrotado.

Sin embargo, para lograrlo, se requiere no que un país alcance la inmunidad de rebaño , sino que todos lo logren. De lo contrario, advierte en entrevista con , el riesgo es que surjan cepas más transmisibles, más resistentes a las vacunas, y que las crisis sanitarias se repitan una y otra vez.

¿Por qué la gente duda en vacunarse y qué se puede hacer para combatir el problema?

Estamos ante una combinación de tres factores principales: la pandemia como tal; la sindemia, que son las personas con muchas comorbilidades , pero la más importante es la infodemia . Una de las razones principales por la que las personas no se están vacunando es el exceso de información, incluyendo información errónea, tergiversada en las redes sociales y en los otros medios. Eso causa confusión. Y esa confusión puede alterar el comportamiento de los individuos e incluso llevar a comportamientos judiciales como no usar mascarilla, por ejemplo, o incluso riesgosos, como no vacunarse aún teniendo acceso a la vacuna.

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Por eso es importante para nuestra comunidad hispana , mexicana, saber que el coronavirus, lamentablemente, tiene una predilección por los latinos , en el sentido de que enfermedades más severas, incluso muertes en porcentajes más altos, ocurren en los hispanos. Entonces es súper importante combatir la desinformación .

¿Qué papel tienen en todo esto los líderes políticos de los diferentes países?

La voluntad política es un tema de extremada importancia para optimizar la respuesta al coronavirus : desde la adquisición de vacunas o de insumos para proteger al personal, pero también la voluntad política de hacer campañas adecuadas.

En Estados Unidos hay muchas instituciones, por ejemplo, nuestra Clínica Mayo, la Cleveland Clinic, se han unido con 60 organizaciones de salud del país para lanzar una campaña que se titula: “Conseguir la vacuna para salvar vidas”. Y eso está designado porque hay que asegurar al público son seguras, efectivas y necesarias para crear inmunidad rebaño y retomar las actividades normales.

¿El modelo que ustedes manejan está considerando, de alguna manera, que la vacunación contra el Covid tendría que convertirse en algo parecido a lo que sucede con la influenza, que habría que estarse vacunando cada año?

No realmente. Nosotros desarrollamos en la Clínica Mayo un modelo en 2020 en respuesta al Covid-19 simplemente para poder predecir cuántos casos tendríamos que enfrentar en las siguientes 4 semanas o 4 meses a partir del momento en que se hacían los cálculos. Ese modelo se hace con base a los casos existentes en la comunidad, la cantidad de personas expuestas, pero interesantemente, también incorporamos la movilidad. Toda esa información se considera para tratar de entender qué tantos casos puede haber en las siguientes cuatro semanas o meses. El modelo fue muy apropiado, muy exacto en predecir eso porque a medida que el tiempo fue pasando fuimos optimizando ese modelo.

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Lo que hemos agregado ahora es el factor de la vacunación. Y eso es muy importante porque la vacunación en ciertos lugares comenzó a finales de 2020. Nosotros incorporamos a principios de 2021 este concepto de la vacunación. El modelo se basa en lo siguiente: Usted es o un individuo ya sea susceptible, o infectado, ya sea hospitalizado o en casa, o recuperado. Lo llamamos el SIR . En 2021 agregamos el inmunizado, que significa que la persona ha recibido la vacuna. Tanto el recuperado como inmunizado van a estar protegidos.

¿Cuánto tiempo estarán protegidos? A ciencia cierta no se sabe. Lo que sí se sabe es que hasta este momento individuos vacunados hace 8 meses, 10 meses, todavía tienen inmunidad. Esas son buenas noticias porque nos ayudan a pensar que quizá la vacuna dure mucho tiempo. Hasta este momento se especula que al menos un año. ¿Existe la posibilidad de que la gente se tenga que volver a vacunar en un año? Sí existe, pero qué tan posible eso sea no lo podemos decir con base en los datos que tenemos en este momento.

En Estados Unidos, con la llegada de Joe Biden, se aceleró el ritmo de vacunación, pero ¿qué pasa en aquellos lugares donde la vacunación avanza muy lento? ¿Cuál es el riesgo?

Eso es algo en lo que el modelo ha sido muy bueno. Para tratar de unir los conceptos: la voluntad política es importante. En el ejemplo de nosotros, Minnesota , como un estado, ha sido muy susceptible a hacer cambios. Ellos incluso han trabajado con Mayo Clinic en Rochester para ayudarlos a tomar decisiones. Una de las decisiones que tenían que tomar era cuánta gente vacunar y con qué velocidad. Eso dependiendo del estado ha variado la velocidad. Nosotros vimos en el modelo que si no hubiera vacunas absolutamente, se predecía a partir de abril que en Minnesota iba a haber 200 mil casos por 100 mil habitantes. Si se vacunaba 30%, y no se vacunaba nadie más, por cualquier razón, la cifra bajaría a 20 mil casos por 100 mil habitantes. Osea, de 200 mil pasamos a 20 mil. Lo más positivo de esa visualización es que... el modelo, en base a la matemática que se ha calculado, señala que si 75% se vacunara, si eso fuera verdad en abril, los casos disminuirían drásticamente de forma que para julio sería prácticamente imperceptible. Esa es una de las mejores y más grandes noticias que tenemos que comunicar, porque eso indica que matemáticamente hablando se sustenta la noción de que si usted vacuna un porcentaje alto de la población, de forma que llegue a un 75% de lo que se considera inmunidad de rebaño entre los inmunizados y los recuperados, prácticamente vencemos al coronavirus, en el sentido de que podemos retomar algunas de nuestras actividades normales.

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El problema es que no todos los países vacunan al mismo ritmo. Hay algunos, como Haití, donde la gente no se está vacunando. ¿Eso qué impacto tiene a nivel global?

Estamos en un mundo globalizado. Que un estado vacune a todos no significa que vencimos al virus. Para vencer realmente al coronavirus y que todos los casos caigan, se tiene que lograr la inmunidad a nivel global. Desafortunadamente hay nuevas cepas; un ejemplo es la cepa inglesa , que es 60% más transmisible que las otras. Los epidemiólogos intuyen, o deducen, que una inmunidad de rebaño se alcanzaría con un 60-70% de la población con la cepa anterior, pero con la cepa más transmisible, se necesita cerca de un 80%. Si no aceleramos la vacunación a nivel global, pueden surgir otras cepas más transmisibles y virulentas que podrían seguir causando estragos y que podrían llevarnos a una situación que no quisiéramos, que es la de tener que vacunarnos anualmente. Quisiéramos poder prevenir eso, pero la forma de lograrlo es con campañas de vacunación agresivas , no sólo a nivel gubernamental -para ofrecerlas-, sino de comunicadores sociales, médicos, para aumentar el número de individuos que se vacunan.

El impacto de esta pandemia ha sido muy desigual en todos los sentidos. También en el tema de las vacunas. Mientras algunos han garantizado vacunas para todos, en otros ni siquiera han llegado. ¿Cómo enfrentar esta desigualdad en la vacunación?

Las desigualdades económicas y sociales juegan un papel importantísimo en la exposición al virus. Son lo que se conoce como las determinantes sociales de salud, las condiciones con las que uno crece y vive, como el empleo, la educación, la seguridad alimentaria, las enfermedades crónicas . Esas cosas inclinan la balanza en contra de las minorías y de las personas con menos recursos. La vacunación debería estar por encima de esto. Debería abrirse de forma justa, igualitaria, a todos los individuos que quisieran vacunarse.

Existen muchas más vacunas. No son sólo las caras. Hay vacunas más baratas, como las que los gobiernos de China y Rusia han dado a otros países con menos recursos, a un precio más módico, y hay que seguir educando a la población en el sentido de que la mejor vacuna es la que usted se pone, a la que usted tiene acceso. Queremos que la gente, a través de estas campañas se sientan seguros de que las vacunas han sido estudiadas y de que si se les ofrece, la deben recibir. Eso ayudaría a resolver esas desigualdades.

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En este momento, la variante que está causando preocupación es la de India. ¿Qué lecciones podemos aprender de lo que está pasando en ese país?

El ejemplo de India habla de lo que hubiera pasado globalmente si no hubiera vacunas. Al ver los porcentajes de vacunación allá, son porcentajes muy bajos. Eso es lo que hubiera podido pasar a nivel global si no hubiera vacunas y si no hubiera medidas de prevención, como el distanciamiento, las mascarillas, el lavado de manos, esa conciencia social de cuidarse. En India hay mucha gente en un espacio reducido y no hay mucha oportunidad de cuidarse o de tener espacio. Eso lleva a que el virus se propague. Es como la gasolina que hace que el incendio se extienda. Eso incluye otras cepas.

Afortunadamente la mayoría de las cepas circulantes , incluyendo la de Brasil , la de Reino Unido siguen siendo susceptibles a las vacunas disponibles. No es excusa decir: no me pondré esta vacuna porque quizá no me ayude frente a otras cepas. La mejor vacuna es a la que se tiene acceso. Si hubiera un cambio importante en el futuro en estas cepas, que las haga resistentes, habrá que hacer otras campaña para otra vacunas. Pero este no es el momento. Es el momento de vacunarse.

¿Consideraron en algún momento para su modelo las ventajas que le da a un país o no, el restringir el acceso a quienes vienen de estas naciones que enfrentan estos brotes grandes de la enfermedad?

El modelo toma en cuenta movilidad. No promulgamos que se limite la movilidad. Tenemos que reconocer que como mundo globalizado siempre hay necesidad de viajes. Es muy difícil detener eso desde el punto de vista de factores comerciales, económicos. Con la intención de ayudar, lo que uno puede decir es que la movilidad o los viajes pueden aumentar en individuos vacunados. Limitar el acceso a personas que vienen de uno u otro país no es tan certero. Me parece más certero decir que si la persona está vacunada y viene de India, o de Brasil, o de Inglaterra, pueden entrar. Con prueba negativa de PCR . Eso ayudaría a que no se limite completamente la movilidad y permitiría que se cree un espacio para la recuperación económica. De nada sirve que nadie se mueva si no podemos producir, no podemos transportar alimentos y otros bienes.

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En algunos lugares se piensa que una vez vacunados, ya no hay que vacunarse. ¿Cuál es la importancia de seguirse cuidando?

Mientras esperamos que haya más acceso a vacuna, hay que seguir resaltando la importancia de continuar con las medidas de precaución para disminuir el contagio. Eso incluye la mascarilla, que reduce cerca de un 50% el riesgo . Las pantallas faciales reducen otro 30% el riesgo, distanciamiento y lavado de manos. Son las medidas más básicas que sin importar si hay individuos vacunados o no, se deben seguir utilizando.

En la “nueva normalidad”, ¿qué medidas de las que se han adoptado en esta pandemia llegaron para quedarse?

El lavado de manos, hasta cierto punto uso de mascarillas en ciertas situaciones de mucho riesgo se van a quedar con nosotros por un largo rato. El ejemplo que pongo es el transporte público masivo, donde las ventanas están cerradas. Esa es una situación de alto riesgo y una de las situaciones en las que más tiempo vamos a requerir cuidado, incluyendo el uso de mascarillas.