Bruselas.— La adopción de políticas encaminadas a la descarbonización de entidades cómo la Ciudad de México, Guadalajara y Puebla, es fundamental para alcanzar los compromisos climáticos y responder a laocasionada por la pandemia de Covid-19, asegura un estudio de la Coalición para la Transición Urbana.

El documento advierte que de no actuar en esa dirección, México no sólo incumplirá el acuerdo de París, millones de mexicanos seguirán expuestos a riesgos sistemáticos provocados por fenómenos naturales y el desmedido crecimiento de la mancha urbana.

“Aún con la desaceleración económica causada por el Covid-19, México no está en camino de cumplir con sus compromisos climáticos, y se espera que aumenten las emisiones por las recientes acciones [la reforma eléctrica]”, subraya. 

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“Pero este informe muestra que las ciudades podrían ayudar a México a cambiar esa tendencia”, apunta.

Igualmente, la transformación urbana podría contribuir a afrontar los desafíos económicos resultado de la pandemia de Covid-19.

“Colocando en el centro de la estrategia de recuperación a ciudades compactas, conectadas, limpias y resilientes, alineadas con una visión a largo plazo, [México] pude salir fortalecido de esta crisis, con beneficios particulares para los más pobres y marginados”, indica el texto.

La Coalición para la Transición Urbana está formada por expertos de instancias como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés), y el Instituto del Medio Ambiente de Estocolmo (SEI).

Tiene su sede en Londres y Washington, y entre sus objetivos destaca el desarrollo de conocimiento para ayudar a los gobiernos a impulsar el progreso de ciudades sostenibles. 

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El estudio examina la situación en China, India, Indonesia, Brasil, México y Sudáfrica, que en conjunto suman un tercio del PIB global y emiten 41% de las emisiones derivadas de combustibles fósiles.

En el caso de México, señala que la adopción de tecnologías existentes, y la implementación de prácticas bajas en carbono en edificios, transporte y manejo de residuos, podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de las urbes en 34%, equivalente a 98 Mt CO2-e (toneladas métricas de dióxido de carbono) en 2030 y 87%, 284 Mt CO2-e, en 2050.

Una quinta parte de esa reducción potencial, es decir 19%, vendría sólo de la Ciudad de México, otro 28% de ciudades de uno a cinco millones de habitantes, como Guadalajara y Puebla; y más de 50% de urbes con menos de un millón.

Las intervenciones de baja emisión de carbono requerirían de una inversión adicional equivalente a 963 mil millones de dólares de aquí hasta 2050. Esto podría proporcionar rendimientos por 208,8 mil millones, y generar ahorro en energía por 652 mil millones al año en 2050. Adicionalmente se crearían 526 mil nuevos empleos en 2030 y 133 mil para 2050. La remodelación de edificios contribuiría a reducir la mitad de las emisiones urbanas, pero requeriría de 90% de la inversión.

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En tanto que el transporte representa 28% del potencial de reducción de emisiones urbanas, con sólo 8% de las inversiones totales, de allí que sea “la opción económicamente más atractiva. El gobierno ya está trabajando en una estrategia de movilidad eléctrica, pero hay margen significativo para expandir las inversiones en transporte público y no motorizado”. Vehículos más eficientes y electrificados podrían generar un ahorro de 6,83 Mt CO2-e para 2030 y 19,67 Mt CO2-e para 2050.
  
Igual de relevante es la descarbonización del suministro eléctrico de México, lo que permitiría crear empleos de buena calidad y reducir en tercio los gases urbanos. En 2018, aproximadamente 80% de la electricidad tenía su origen en combustibles fósiles, en especial gas natural.

El documento precisa que el estímulo fiscal para detonar el potencial de las ciudades en el contexto de la pandemia es modesto, 28 mil millones de dólares. Además, en gran medida son inversiones con alto contenido de carbono: “Los futuros esfuerzos de estímulo deben dar prioridad a las medidas urbanas bajas en carbono, especialmente aquellas con un alto potencial de creación de empleo y grandes beneficios para los pobres”, señala. 

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También se requieren reformas institucionales y fiscales, así como medidas específicas para fortalecer las capacidades técnicas y financieras de los municipios, se puntualiza.

Otra recomendación es multiplicar el modelo de autoridad metropolitana de Guadalajara y ampliar los programas para crear viviendas sociales integradas a redes de transporte público eficiente. Las ciudades están creciendo de manera desmedida, las áreas urbanas se expandieron en 1.821 km2 entre 2000 y 2014, más que la superficie terrestre de la Ciudad de México.

Dos tercios de las viviendas sociales son financiadas con fondos federales y, en su mayoría, son construidas en áreas periféricas en donde hay escasez de empleo, y los servicios públicos y de transporte son limitados.

“Los pobres a menudo soportan desplazamientos largos, complejos e incluso peligrosos”. El transporte representa 19% del gasto del hogar en México, más que en otro país del G20.