Washington.— El presidente estadounidense Donald Trump abrió dos frentes de controversia con su anuncio de que cancelaba una reunión secreta en Campo David con los líderes del talibán. Por un lado, los talibán advirtieron que Estados Unidos “sufrirá más que nadie” con la decisión; por el otro, demócratas y republicanos expresaron su indignación por el hecho de que tal encuentro se fuera a producir.

El sábado, Trump anunció la suspensión de un encuentro “secreto” con los talibán y el gobierno de Afganistán planeado para ayer en Campo David, así como la cancelación de las conversaciones de paz, luego del atentado terrorista perpetrado el jueves por los talibán en Kabul, la capital afgana, en el que murieron una docena de personas, entre ellas un soldado estadounidense.

En entrevista con la cadena CNN, el secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, señaló que “cuando los talibán trataron de ganar ventaja en la negociación realizando ataques terroristas dentro del país, el presidente Trump tomó la decisión adecuada. No tenía sentido recompensarlos por este tipo de mal comportamiento”.

Pompeo aclaró que Washington sigue abierto a alcanzar un acuerdo de paz con “condiciones”. Entre los temas que los talibán habían aceptado, indicó Pompeo, estaban sentarse a negociar con el gobierno de Afganistán, alcanzar una “cierta reducción en los niveles de violencia” y romper con la red terrorista Al-Qaeda.

Tras la cancelación del encuentro secreto, los talibán lanzaron una advertencia: Estados Unidos, aseguraron, “sufrirá más que nadie, toda su credibilidad se verá lastrada. Las pérdidas humanas y financieras aumentarán”.

Según Suhail Shaheen, portavoz de la oficina política de los talibán en Doha, su grupo y Estados Unidos habían finiquitado ya “un acuerdo. Su contenido fue subrayado por los dos equipos y fue entregado al lado catarí... Se acordó que sería anunciado por el gobierno de Catar”. Por ello calificó de “sorprendente” la cancelación de la reunión en Campo David, Maryland, y de las conversaciones.

Otros sorprendidos, en Estados Unidos, eran demócratas y republicanos, que criticaron que se fuera a hacer dicha reunión en Campo David, residencia en la que el entonces presidente Jimmy Carter selló la paz entre Israel y Egipto en 1978.

El aspirante presidencial demócrata Julián Castro dijo que “es muy extraño invitar a una organización terrorista como esa a Campo David... así no es como negocia Estados Unidos”.

La congresista republicana Liz Cheney coincidió. “Campo David es donde los líderes de América se reunieron para planear nuestra respuesta después de que Al-Qaeda, con el apoyo de los talibán, mataran a 3 mil estadounidenses el 11-S. Ningún miembro de los talibán debería poner jamás un pie allí”, dijo.

Aaron David Miller, del Wilson Center, cuestionó la “necesidad” de Trump de “estar siempre en el centro de atención” y criticó su insistencia en realizar “cumbres de vanidades” sin condiciones previas y sin resultados, como ocurrió con el encuentro con el norcoreano Kim Jong-un en febrero pasado.

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