Bruselas.— A una década del atentado más sanguinario registrado en suelo noruego desde la el director del Centro Europeo de Seguridad e Inteligencia Estratégica (ESISC), Jean-Claude Moniquet, advierte que es cuestión de tiempo para que Europa confronte otra tragedia perpetrada en nombre de la extrema derecha.

“Es cuestión de tiempo, es muy probable que en un futuro próximo veamos la materialización de un gran ataque de extrema derecha, ya sea contra las comunidades musulmanas o contra esas ‘élites globalizadas’ con las que fantasean los y que son un blanco privilegiado”, dice a Moniquet.

Igualmente de real es el riesgo de “duras acciones” contra aquellos encargados de combatir la Francia ya ha registrado ataques a pequeña escala contra centros de vacunación, acompañados de amenazas de muerte contra médicos y autoridades públicas.

El también miembro de la Asociación Internacional contra el Terrorismo (ICTOA) afirma que son diversos los factores que convierten a los fundamentalistas de derecha en una latente amenaza capaz de golpear en cualquier momento.

Lee también: 

El primer elemento tiene que ver con el momentum por el que pasan. “Hay un resurgimiento del terrorismo de extrema derecha y este va en aumento”.

Para ilustrar esta tendencia, recuerda que a principios de año, las autoridades alemanas tuvieron que desmantelar un batallón de fuerzas especiales y una unidad policial de élite, debido a que ambos estaban completamente penetrados por elementos neonazis.

También hace referencia al trabajo realizado por la policía y los servicios de inteligencia británicos; desde 2017 sus intervenciones han evitado 29 atentados mortales, 18 de los cuales estaban vinculados al islamismo y 11 a la ultraderecha neonazi. “Son elementos que invitan a la reflexión”, puntualiza.

Además, continúa, hoy muestran un “rostro” distinto al de Anders Breivik, autor del ataque con bomba en Oslo y con arma de fuego en la isla de Utoya que se cobró la vida de 77 personas en 2011.

“En Oslo y Utoya fue un solo hombre, Breivik. Hoy hay tanto redes de extrema derecha como individuos aislados, pero altamente preparados e inteligentes”.

Lee también: 

Pone como ejemplo el caso de un teniente alemán que actualmente está siendo juzgado. “Durante varios años preparó ataques que pretendía hacer pasar por el trabajo de refugiados sirios para promover el odio xenófobo. Había creado una identidad falsa, tenía armas y explosivos y fue arrestado justo a tiempo. Hay otros casos similares”.

Lo nuevo también es la aparición en Europa de una “internacional oscura”, una especie de sindicato ultra, presente en diversos países y cuyos miembros intercambian constantemente proyectos e ideas.

La pandemia ha agregado elementos adicionales al desafío fundamentalista. Señala que durante los confinamientos, especialmente el primero, durante la primavera de 2020, millones de jóvenes estuvieron expuestos durante cientos de horas a propaganda en línea, ya sea islamista o de extrema derecha; los grupos aprovecharon la situación para aumentar drásticamente su influencia y número de seguidores.

“Más importante aún, con las teorías de conspiración, la pandemia ha permitido a la ultraderecha encontrar un nuevo terreno de reclutamiento contra el Estado”.

El resultado, agrega, es el rejuvenecimiento de las filas ultras. En el Reino Unido, uno de cada 10 sospechosos de terrorismo tiene menos de 18 años; el más joven identificado fue fichado a la edad de13 años.

Lee también: 

“Para mí, como para muchos expertos en inteligencia, el riesgo número uno en Europa hoy es claramente el terrorismo de ultraderecha.

“Esto no significa que debamos bajar la guardia frente a otras amenazas. La islamista sigue siendo real y significativa”, indica.

Si bien las organizaciones internacionales de apoyo están muy debilitadas o tienen capacidades muy limitadas, como Al-Qaeda y el Estado Islámico, respectivamente, la situación podría cambiar rápidamente por circunstancias como la retirada de Estados Unidos y la OTAN de Afganistán, o el deterioro rápido de la estabilidad en Medio Oriente. “Esto podría permitir un nuevo reagrupamiento de estas redes internacionales”.

Entre tanto, ya percibe un cambio en el modus operandi de los islamistas. Los ataques ya no son cometidos por comandos entrenados, fuertemente armados y con un año de preparación, como los del 13 de noviembre de 2015 en París, sino ahora son acciones individuales o realizadas por “pequeños comités locales”.

Recuerda el ataque de Niza ejecutado 8 meses después del de París por un hombre solitario a bordo de una camioneta alquilada y que mató 86 personas.

Lee también: 

Endémico

El reconocido experto afirma que la amenaza terrorista ha estado presente en Europa durante más de 50 años con breves interrupciones.

“A veces ha cambiado de forma, ha tenido diferentes orígenes y en ocasiones han ocurrido varias amenazas diferentes al mismo tiempo, pero siempre ha estado presente, aunque sin afectar por igual a todos los países”.

Señala que a finales de la década de 1960 y principios de la de 1980, Europa experimentó el terrorismo pro-palestino de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), el Frente Popular para la Liberación de Palestina (PFLP) y del grupo conocido como Abu Nidal, entre otros. A esta línea del terror se le adjudica el atentado de los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972.

En la década de 1970, dejó huella el terrorismo de la extrema izquierda, con la Facción del Ejército Rojo, las Brigadas Rojas y las Células Comunistas Combatientes, como protagonistas en Alemania, Italia, Francia y Bélgica.

Lee también:

Al mismo tiempo, hubo terrorismo de extrema derecha, pero de alcance más limitado y prácticamente centrado en Italia.

A principios de la década de 1980, marcó pauta el terrorismo de Estado pro iraní con los atentados de París en 1986 y 1986 y la crisis de rehenes en el Líbano, y 10 años más tarde apareció el terrorismo islamista sunita, primero vinculado a la guerra civil en Argelia y luego a Al-Qaeda y finalmente al Estado Islámico.

A las amenazas globales, suma dos locales: la del Ejercito Republicano Irlandés (IRA), que afectó al Reino Unido entre 1969 y 1989, y Euskadi Ta Askatasuna (ETA) en España.

“Por tanto, podemos decir que el terrorismo, en todas sus formas, ha sido una amenaza latente, endémica en Europa durante medio siglo”.

“Esta amenaza latente sigue presente y, de vez en cuando, con un ataque nos recuerda que la historia nunca se detiene y que debemos permanecer vigilantes”, indica.

Lee también: 

“Pero esta continuidad tiene un lado positivo y es que hemos aprendido, y seguimos aprendiendo todos los días. Estamos mucho mejor preparados hoy que en 1980, 2000 o incluso 2015”.

El investigador asegura que Europa cuenta con mejores instrumentos jurídicos, así como más medios técnicos y de investigación a su disposición. También los servicios europeos desarrollado tácticas, en las que prefiere no entrar en detalles por motivos de seguridad, que han permitido aumentar el grado de efectividad para sabotear operaciones. Se estima que nueve de cada 10 ataques son frustrados.

“Desafortunadamente, sólo se necesita de un ataque exitoso para matar, a veces a muchos, y revivir la máquina de propaganda que crea nuevas ‘vocaciones’ o genera efecto copycat”.