Bruselas.— La Unión Europea, con en la Casa Blanca, ha recuperado un amigo confiable con el que se podrá dialogar.

El arranque de la administración Biden supone el banderazo de salida de un proceso dirigido a poner fin al distanciamiento provocado por insultos, desplantes y acciones unilaterales emprendidas por un interlocutor impredecible: Donald Trump.

En Europa existe la expectativa de que con Biden como presidente se reinstaurará la diplomacia y los valores liberales, lo cual contribuirá a remendar las relaciones fracturadas, creando mayor unidad frente a los adversarios. No obstante, las cosas no serán como antes. Trump hizo ver a los europeos que la amistad de Estados Unidos no está garantizada, que su ancestral aliado no siempre estará allí para defender conjuntamente la estructura global edificada desde la Segunda Guerra Mundial.

Además, la pandemia por Covid-19, la crisis económica desencadenada por las medidas dirigidas a contener el virus y los altos niveles de polarización política y social en el interior del país norteamericano limitarán el espacio para una cooperación ambiciosa.

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“Con Biden habrá un enorme cambio tanto de tono como de estilo, lo que en sí marcará una gran diferencia en comparación a la administración previa.

“Veremos el retorno de un diálogo más amable y cortés, así como más respetuoso hacia los aliados”, dice a David O’Sullivan, jefe del Consejo Directivo del European Policy Centre (EPC) y antiguo embajador de la UE en Estados Unidos.

También, continúa, habrá un genuino compromiso hacia la relación trasatlántica, como lo dejó en claro en sus nominaciones a cargo del secretario de Estado y titular de la CIA. Tanto Anthony Blinken como William Burns son personajes fieles al proyecto.

“En Europa hay satisfacción por el cambio de administración, porque la gestión anterior fue desastrosa y perjudicial; por lo tanto, solo hay margen para mejorar.

“Pero también son realistas, saben que Trump obtuvo 74 millones de votos y en la estructura política hay apoyo y simpática por muchas de sus ideas y políticas, algo que Biden no podrá ignorar”, señala el experto irlandés.

“Así que no veremos un precipitado retorno a la situación en la que nos encontrábamos en el pasado [antes de Trump]. Las cosas han cambiado en Estados Unidos, y los aliados deben aceptar que el país no es más el que conocimos hace 20 años”.

Por lo tanto, puntualiza O’Sullivan, Europa recibe con “cauteloso optimismo” a la gestión Biden. Un análisis similar hace Sven Biscop, experto del Instituto Real de Relaciones Internacionales (Egmont) y autor de European Strategy in the 21st Century.

“Todos en Europa esperan trabajar con la administración Biden, están ansioso de tener un socio con el que puedan hablar, pero al mismo tiempo habría que ser cautelosos respecto a expectativas demasiado optimistas porque los intereses entre Estados Unids y la UE no coinciden plenamente, y las diferencias no desaparecerán con Biden”, dice.

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Los especialistas coinciden en que en áreas como el multilateralismo, la promoción de los derechos humanos, la democracia y el cambio climático, la Unión Europea y la administración Biden encontrará un terreno común fructífero para colaborar.

También se espera un enfoque compartido hacia los regímenes autoritarios, en particular Rusia, aislada desde los tiempos de la presidencia del demócrata Barack Obama, en represalia por la anexión unilateral de la Península de Crimea y la desestabilización del este de Ucrania.

Otro dossier que encaminará el trabajo sincronizado entre Estados Unidos y la UE es Irán, aunque la República Islámica se ha alejado del acuerdo que evitaba seguir con su programa nuclear a causa de las desfavorables políticas de Trump.

Con China, si bien no se espera que la administración Biden se aparte sustancialmente de los muchos de los puntos de vista de su predecesor, todo indica que no seguirá por la ruta de la confrontación, sino buscará fórmulas para compromisos, lo cual abrirá la posibilidad de una mayor cooperación con la Unión Europea sobre el tema chino.

En donde prevalecen las incógnitas son sobre los temas bilaterales de larga data, particularmente la reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC), los intercambios comerciales y la regulación digital.

Comercio siempre ha sido un tema delicado para los demócratas, y aunque la administración Biden ha retomado el control del Senado, los analistas prevén que no figure entre las prioridades.

“La mayor prioridad será la agenda doméstica, más aún tras el asalto al Capitolio”, sostiene Biscop.

Resurrección aliada

Pero ante todo, se espera que el arribo de Biden a la Casa Blanca restaure la confianza en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como el principal garante de la seguridad global. “Si algo caracteriza al equipo de Biden es su firme convicción trasatlántica”, asegura Biscop.

Biden llega en un momento en el que un grupo de expertos invocado por el secretario General de la OTAN, Jean Stoltenberg, ha recomendado darle a la organización un papel más político en el horizonte 2030.

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También tiene lugar en un momento en el que hay un debate existencial en Alianza Atlántica. Para 2022 se espera que el cuartel aliado presente su nuevo concepto estratégico.

Ese año, se espera que bajo la presidencia francesa la UE difunda lo que se ha denominado Compás Estratégico, es decir, las ambiciones comunitarias en seguridad y defensa.

“Supone una gran oportunidad para definir cómo la defensa europea y la OTAN encajan, aunque no será sencillo, porque de la parte europea hay distintos puntos de vista sobre cuál debe ser la relación con la OTAN”, indica Biscop. Stoltenberg adelanta que espera la presencia de Biden en la cumbre que tendrá lugar en Bruselas en 2021.