Miami.— Mucha gente ganó bastante dinero, pero especialmente varias empresas contratistas, ganaron miles de millones de dólares durante los 20 años de ocupación militar de Estados Unidos y la OTAN en ” comenta a EL UNIVERSAL el abogado internacionalista Jaime Ortiz Aub, experto en seguridad.

Los contratistas son civiles que pertenecen a empresas empleadas para diversas tareas, de entrenamiento a construcción de bases, y estas empresas civiles son las que más dinero ganaron en el conflicto bélico más largo jamás librado por y sus aliados, la guerra en Afganistán.

“Entiendo que algunas empresas que más ganaron, daban ambos servicios y productos; su ingreso es multibillonario”.

De acuerdo con un estudio a cargo de Linda Bilmes, de la Universidad de Harvard, en todo momento hubo en Afganistán más contratistas que soldados; 2011 fue el año más significativo, donde se reportaban siete contratistas por cada soldado estadounidense. De hecho murieron mas contratistas que soldados: cerca de 4 mil por casi 2 mil 500 militares estadounidenses. Es importante señalar que sólo una tercera parte de los contratistas presentes en Afganistán eran estadounidenses.

Otro estudio a cargo de Heidi Peltier, de la Universidad de Boston, reporta que las cinco empresas que más dinero ganaron son: Dyncorp Internacional, 14 mil 400 millones de dólares; Fluor Corporation, 13 mil 500 mdd; Kellogg Brown Root (KBR, exsubsidiaria de Halliburton), 3 mil 600 mdd; Raytheon Technologies, 2 mil 500 mdd, y Aegis LLC, mil 200 mdd.

Dyncorp —adquirida el año pasado por Amentum— estaba encargada de equipar y entrenar a la policía afgana y a las fuerzas dedicadas a la lucha contra el narco. La firma tiene su cuota de escándalos, como las acusaciones de tráfico de personas con fines de prostitución en Bosnia. También se le conoce por estar detrás de las fumigaciones con el altamente tóxico herbicida paraquat en Colombia,

Según la cadena inglesa BBC, los más importantes contratistas en materia de defensa estadounidense fueron: Boeing, Northrop, Lockheed Martin y General Dynamics, “que recibieron toneladas de dólares”, como lo describió la investigadora Linda Bilmes.

Pero a diferencia de las otras empresas de perfil administrativo y operativo, no se puede determinar cuánto facturaron las que fabrican vehículos de guerra, pues se las arreglaron para que sus contratos no estuvieran ligados con la guerra en Afganistán —que costó a EU unos 2.26 billones de dólares.

A todo lo anterior habría que sumar en materia de ‘ingreso y ganancia’ la rampante corrupción detectada e invisible a través de la cual se perdió el rastro de decenas de miles de millones de dólares a favor de estas mismas empresas y algunas otras de menor calado.

Y mientras algunas voces críticas aseguran que la guerra en Afganistán fue un derroche de dinero de los contribuyentes estadounidenses tirado mayormente a la basura, expertos en inversiones y finanzas han mostrado que fue una gran fuente de ganancias para quienes invirtieron en bolsa justamente en fabricantes de vehículos militares y de otros armamentos.

“Solo por poner un ejemplo, si alguien hubiera invertido en la bolsa [de Nueva York] 10 mil dólares en 2001, en acciones de fabricantes de vehículos de guerra y armamentos, al inicio de la guerra —contra Afganistán—, hoy, 20 años después, tendría en su cuenta posiblemente mil por ciento más” comenta a este diario Iván González, economista y experto en inversiones.

“Quizá no haya una persona que lo haya hecho durante los 20 años, pero habrá quien lo haya hecho algunos de esos 20 años y también algunas empresas”.

Visto desde esa perspectiva, muchas de las empresas y personas que ya tenían mucho dinero antes de 2001, multiplicaron sus arcas gracias a la guerra de Afganistán.

“Así que todo es de acuerdo a la perspectiva que quieras darle” subraya el experto, “si, se perdió mucho materialmente hablando, hubo mucha destrucción; pero en materia de inversión de guerra —en la bolsa— hubo mucha ganancia”.

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