Bruselas.— La no sólo dejará a millones de personas padeciendo enfermedades a largo plazo, también puede heredar desempleo, inequidad y pobreza por los años venideros de no adoptar políticas concertadas de recuperación económica dirigidas a atender a los grupos más golpeados por la crisis.

La advertencia fue emitida por el director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, durante la presentación de la nueva edición del informe Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo, un documento que analiza los efectos de la pandemia y las perspectivas de recuperación.

“El Covid de larga duración no es simplemente una condición médica, sino también corre el riesgo de ser trasladado al ámbito económico y social”, aseguró Ryder.

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El fenómeno, detalló, puede extenderse literalmente durante décadas, de no haber un esfuerzo deliberado para acelerar la creación de empleo, ayudar a los más vulnerables y reconstruir los sectores de la economía más afectados, particularmente la pequeña y mediana empresa.

“Los efectos de la pandemia podrían prolongarse durante años en forma de pérdida de potencial humano y económico, y de mayor pobreza y desigualdad”, insistió. Indicó que corren particularmente riesgo los jóvenes que hoy fallidamente intentan entrar al mercado de trabajo, así como las personas que cayeron en pobreza extrema por la pérdida de empleo.

De acuerdo con la OIT, 31 millones de personas que estaban empleadas antes de la aparición del virus en el mercado de mariscos de la comunidad china de Wuhan, hoy están clasificadas como extremadamente pobres, viviendo con menos de 1.90 dólares al día.

“La falta de empleo y acceso a protección social amentó la pobreza”, explicó Ryder.

A 15 meses de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara el virus SARS-CoV-2 como pandémico, el legado es más desigualdad y pobreza, así como menos trabajos dignos.

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“Cinco años de progreso en reducción de la pobreza laboral se han esfumado por esta crisis”, resumió en una conferencia de prensa celebrada en formato virtual desde Ginebra.

El documento calcula que en 2020 se perdió 8.8% del total de horas de trabajo, el equivalente a las horas trabajadas en un año por 255 millones de trabajadores a tiempo completo, y en comparación a 2019, el empleo total se redujo en 114 millones de trabajadores. En un escenario sin pandemia, en 2020 debieron haberse creado 30 millones de nuevos empleos en el mundo.

Durante el primer trimestre del año, los índices de pérdida de horas de trabajo se mantuvo al alza por las olas recurrentes de la pandemia. Esto provocó un déficit de horas de trabajo totales de 4.8% durante ese periodo, equivalente en horas de trabajo a 140 millones de empleos a tiempo completo.

Los investigadores de la OIT identifican una recuperación paulatina a partir del segundo semestre de este año, pero el despegue será desigual y de alcance geográfico limitado, debido a que está asociada a la velocidad con que avanzan las campañas de vacunación y los gastos presupuestales a gran escala.

Calcula que la recuperación se traducirá en la creación neta de 100 millones de empleos en 2021 y otros 80 millones en 2022. No obstante, el saldo seguirá siendo negativo en comparación a los niveles previos a la crisis. Para 2022 habrá 205 millones de personas desempleadas, 5.7% más en comparación a 2019, cuando había 187 millones.

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La región más afectada será América Latina y el Caribe, seguida por Asia Central. La comunidad latinoamericana registró la caída más pronunciada en horas de trabajo en 2020, con una disminución equivalente a 36 millones empleo a tiempo completo en relación con el escenario sin pandemia.

En términos de crecimiento neto del empleo, se estima que la región perdió 31 millones de puestos de trabajo el año pasado, pese a que países como Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú y Uruguay, implementaron medidas específicas en respuesta a la crisis.

Las mujeres experimentaron una disminución más pronunciada del empleo, agravando la existente brecha de género laboral.

“La pérdida de empleos e ingresos resultó en un aumento de la pobreza y la desigualdad, especialmente para los trabajadores informales”. Se estima que 4.4 millones de latinoamericanos habrían caído por debajo del umbral de pobreza a causa de la pandemia.

La OIT espera que la recuperación en América Latina sea lenta, lo cual podría resultar en un crecimiento del empleo de mala calidad, lo que a su vez se traducirá en baja productividad y crecimiento de la informalidad.

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Ryder insistió en que para evitar el peor de los escenarios, los gobiernos deben impulsar una estrategia de recuperación basada en cuatro principios: promoción del crecimiento económico y los empleos productivos, apoyo a los hogares, fortalecimiento institucional y diálogo social para la formulación de programas centrados en las personas.