San José. – Si las redes narcotraficantes colombianas aceptan la oferta que el presidente de Colombia, , les envió el domingo anterior de “dejar las armas”, negociar la paz y recibir beneficios judiciales, los cárteles mexicanos del contrabando internacional de estupefacientes enfrentarán el mayor desafío de producción y suministro de cocaína desde que Estados Unidos lanzó en 1971 la guerra global contra las drogas. 

Un eventual desmontaje de suelo colombiano como gran proveedor de cocaína obligaría a los cárteles mexicanos a mudarse a Perú, que en el siglo XX fue el principal productor mundial de esa droga y ahora es segundo solo precedido por Colombia, o a Ecuador, hoy base crucial del tráfico de drogas del sur al norte de América. 

“Sí sería un gran impacto para los mexicanos que Colombia deje ser la más importante plaza de producción de cocaína”, afirmó el colombiano John Marulanda, coronel en reserva activa del Ejército de Colombia y presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales de las Fuerzas Militares de Colombia en Retiro. 

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“Si los actuales narcotraficantes colombianos dejan el negocio, los reemplazarán otros cárteles y otros países. El narcotráfico está regido por la demanda, que está al alza con Estados Unidos como más importante consumidor mundial de drogas, y la oferta, también al alza”, dijo Marulanda a EL UNIVERSAL. 

Tras subrayar que, si Petro logra que Colombia deje de ser el proveedor mundial número uno de cocaína, una opción para los mexicanos es moverse a Perú. 

“Sería volver a Perú que hoy, detrás de Colombia, es segundo en sembradíos de hoja de coca (materia prima de la cocaína) y en producción de esa droga. Perú ya fue en el siglo XX el principal en ambos rubros. Otra opción es Ecuador, que ni siembra ni produce, pero es hoy una base esencial del tráfico”, describió. 

Al jurar el pasado domingo en Bogotá para un mandato de cuatro años, Petro reafirmó un compromiso por la paz total en Colombia que incluyó a narcotraficantes y bandas criminales en ese país, con 240 mil hectáreas de hoja de coca. 

Petro llamó “a todos los armados a dejar las armas en las nebulosas del pasado” y los exhortó “a aceptar beneficios jurídicos a cambio de la paz, a cambio de la no repetición definitiva de la violencia, a trabajar como dueños de una economía próspera pero legal que acabe con el atraso de las regiones”. 

Antes de asumir, anunció un “perdón social” que, sin ser impunidad o encubrimiento, sería justicia reparativa y verdad histórica en un país con casi 75 años de violencia política, estatal, paramilitar, guerrillera y criminal. 

Petro denunció el domingo el fracaso de la guerra que, en junio de 1971, el entonces presidente de EU, Richard Nixon, declaró contra las drogas. 

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