Bruselas.— Líderes de la Unión Europea (EU) evitaron en su cumbre de invierno añadir a la crisis económica causada por la pandemia por coronavirus como una de tipo presupuestario.

Los veintisiete cerraron el tema de los dineros colectivos tras sofocar la rebelión húngaropolaca, un bloque que suele recurrir al chantaje político para conseguir que sus caprichos antidemocráticos sean atendidos por Bruselas.

“La segunda ola de la pandemia nos sigue teniendo en jaque y de cara a la seguridad de las finanzas de la UE necesitábamos esta señal”, dijo la canciller alemana, Angela Merkel, en su calidad de titular de la presidencia semestral.

“El acuerdo nos permitirá dar una fuerte respuesta a la crisis, al tiempo que conservamos el Estado de derecho”, declaró Ursula von der Leyen, titular de la Comisión Europea.

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, señaló que una vez alcanzado el acuerdo, “podemos empezar la implementación y reconstruir nuestras economías”.

El platillo fuerte de la cumbre era el presupuesto de la unión para los próximos siete años, vetado por los regímenes nacionalistas de Hungría y Polonia. A pesar de que los países del premier Víktor Orbán y su homólogo Mateusz Morawiecki figuran entre los principales beneficiarios de los recursos colectivos, los líderes populistas bloquearon el paquete presupuestal en oposición a un mecanismo que fue incluido para condicionar los fondos al cumplimiento del Estado de derecho.

Al final, no hubo ningún cambio en el texto legal, pero sí lograron añadir una declaración jurídica que permitirá a estas naciones, cada vez más antidemocráticas, recurrir al Tribunal de Justicia de la UE antes de que la Comisión Europea emprenda acciones de castigo por sus políticas de erosión del sistema judicial y de las garantías individuales.

El compromiso nunca pudo haberse alcanzado sin la intervención de Angela Merkel. La cumbre europea finalizó liberando los 1.8 billones de euros del Marco Financiero Plurianual y el Fondo de Recuperación, y dejando en claro en que la vacante de saboteador del proceso de construcción europeo que por décadas ostento el Reino Unido, ya fue ocupada por Polonia y Hungría.

El otro gran tema de la ministerial consistió en definir las ambiciones climáticas de la Unión Europea de cara a las señales de optimismo procedentes de Estados Unidos tras la victoria de Joe Biden en las presidenciales del 3 de noviembre. El bloque comunitario se comprometió a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al menos un 55% para 2030 sobre los niveles de 1990.

“El acuerdo nos pone en un rumbo en pro de la neutralidad climática para el 2050, brinda certidumbre a las empresas, a los gobiernos y ciudadanos”, aseguró von der Leyen. Las metas previas al denominado Pacto Verde Europeo consistían en una disminución de los gases contaminantes de al menos 40% para 2030, la ampliación del uso de las energías renovables al 32% del total y una mejora de la eficiencia energética de por lo menos 32.5%. En el rubro de exteriores, los mandatarios abortaron la deriva autoritaria turca y los lazos con Estados Unidos sin Donald Trump en la Casa Blanca.

Respecto a Ankara, ampliaron las sanciones a los altos mandos responsables de las perforaciones de gas en las aguas de la zona exclusiva de Chipre, al tiempo que instruyeron al Alto Representante de la Política Exterior Europea, Josep Borrell, presentar en marzo un informe sobre el estado de los lazos políticos, económicos y comerciales. En cuanto a EU, las conclusiones del Consejo Europeo expresan la voluntad del bloque por reactivar las relaciones para afrontar conjuntamente los desafíos globales.

En particular, esperan trabajar conjuntamente con EU para reforzar la respuesta global a la pandemia por coronavirus, promover el multilateralismo y abordar las disputas en el marco de la reforma de la Organización Mundial del Comercio.

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