San José.— Con la apariencia de ofrecer paz en momentos de sufrimiento, los empleados de dos mostraron respeto y misericordia ante el llanto y el dolor de sus clientes por la muerte de un familiar y les sirvieron con esmero en las capillas y en otras zonas de atención al público.

Sin embargo, sólo era la fachada de una red de narcotraficantes mexicanos que, en los sectores secretos de las dos funerarias, operaron dos laboratorios para producir drogas de diseño, del amor o éxtasis a base de pseudoefedrina y exportar a México.

Las narcofunerarias, descubiertas en agosto de 2008, evidenciaron una realidad mundial: el menú ilícito de alucinógenos, estupefacientes o alcaloides se transformó desde que Estados Unidos declaró la guerra contra las drogas, hoy hace 50 años, y en el transcurso del medio siglo surgieron las sintéticas.

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La batalla se concentró, a partir de 1971, esencial y mayoritariamente en el combate a la marihuana, la cocaína y la heroína, aunque otras, como la semisintética LSD (Dietilamida de ácido lisérgico) proliferaron en EU y en otros sitios. “La llegada de la nueva generación de drogas acabó con el monopolio de la región andina —Bolivia, Perú y Colombia— sobre las drogas. Las sintéticas las están consumiendo la mayoría de jóvenes, desde LSD hasta las pastillas”, dijo el politólogo colombiano Ariel Ávila, subdirector de la (no estatal) Fundación Paz y Reconciliación, de Bogotá.

“La cocaína es más de clase media alta. La marihuana es de consumo masivo. Pero las nuevas drogas le están quitando el mercado juvenil a las tradicionales, cocaína y heroína”, explicó Ávila a EL UNIVERSAL.

Al exponer que “sí hay irrupción y quiebre del mercado”, anticipó que, con otros lugares que suministrarán las sintéticas, la región andina perderá la posición preponderante que logró como principal productora de cocaína y de hoja de coca, su materia prima. “Las organizaciones criminales colombianas debieron expandir el negocio de cocaína a minería ilegal o extorsión, porque ya sienten efectos de dinero, aunque Colombia tiene el monopolio en cultivos de hoja de coca, muy por encima de Bolivia y de Perú”, adujo.

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Al aclarar que en drogas de síntesis —como poper, metanfetaminas o LSD— hay “gran gama”, con unas “muy adictivas” y otras “sólo de adicción psicológica” que pueden dejar de consumirse, relató que “es un mercado muy amplio y muy democratizado en Colombia y en la mayoría de países.

“Ese mercado en Colombia no está tan narcotizado como México, donde lo dominan grandes estructuras criminales”, señaló.

Internet

Al destapar las narcofunerarias, la Fiscalía General de Honduras reveló que, ya para 2008, los cárteles de México del narcotráfico internacional recurrieron a la práctica de comprar sintéticas vía compañías fantasma e internet, y reclutaron a hondureños para fabricar pastillas o “droga del turista”. Las tabletas fueron procesadas con pseudoefedrina, precursor químico para producir anticongestionantes nasales o antigripales. El mercado mexicano de sintéticas creció luego de que el comercio de pseudoefedrina fue prohibido desde 2006 por un convenio con EU para combatir la fabricación de ese tipo de droga.

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Los cálculos de Honduras mostraron que, ya en 2008, con 100 kilos de pseudoefedrina comprados en el mercado negro, la ganancia para los narcotraficantes podía llegar a 800 millones de dólares.

Fentanilo

En un proceso que se aceleró en el decenio de 2010, el fentanilo, sintético opioide cuyo tráfico a EU comenzó a ser controlado por mafias de China y de México, entró al negocio y ganó fuerza.

Cifras oficiales confirmaron que más de 20 mil personas murieron en 2016 en EU por sobredosis de fentanilo y sus derivados, con un aumento de 540% sobre el periodo inmediato anterior de tres años. “La proyección es que [la droga sintética] va a ir expandiéndose en EU y en América Latina en su mercado interno”, describió el analista ecuatoriano Sebastián Mantilla, director ejecutivo del (no estatal) Centro Latinoamericano de Estudios Políticos (CELAEP), de Quito.

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Con datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Mantilla puntualizó a este diario que “gran parte del negocio del narcotráfico todavía se maneja en torno a la cocaína. Mientras las drogas sigan siendo ilegales será necesario replantearse la estrategia que comenzó en 1971 y se renovó y actualizó y que parece no tiene resultado y efecto esperado e implica la legalización. Hay que tener cuidado de que eso lleve a que tengamos después un gran problema de salud”, alertó. Ilegalizadas, el negocio aparentemente seguirá propicio para operaciones encubiertas con farsas como… llorar en un sepelio de un desconocido.